Porchia y sus “voces”


“VOCES” de Antonio Porchia

El mal que no he hecho, ¡cuánto mal ha hecho!

La razón de todos es un monstruo y la razón de uno… Es la razón de uno.

El hombre no va a ninguna parte. Todo viene al hombre, como el mañana.

Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.

El amor nace de dos amores y muere en uno.

El mundo perdona tus defectos, no tus virtudes.

El hombre, cuando es solamente lo que parece ser el hombre, casi no es nada.

Estar en compañía no es estar con alguien, sino estar en alguien.

Mi padre, al irse, regaló medio siglo a mi niñez.

Sí, es entrando en todo como voy saliendo de todo.

Hallarás la distancia que te separa de ellos, uniéndote a ellos.

Cien hombres, juntos, son la centésima parte de un hombre.

Y si no pudiera alejarme de mí, no podría acercarme a nadie, a nada. Ni a mí.

Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza.

Y si llegaras a hombre, ¿a qué más podrías llegar?

El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.

Quien se queda mucho consigo mismo, se envilece.

El dolor no nos sigue: camina adelante.

Mueren cien años en un instante, lo mismo que un instante en un instante.

Quien dice la verdad, casi no dice nada.

Hay caídos que no se levantan para no volver a caer.

Casi siempre es el miedo de ser nosotros lo que nos lleva delante del espejo.

Comencé mi comedia siendo yo su único actor y la termino siendo yo su único espectador.

Lleve cada uno su culpa y no habrá culpables.

Nadie es luz de sí mismo: ni el sol.

Quien va de fuego en fuego, muere de frío.

Uno es uno con otros; solo no es nadie.

Si el hombre tuviese alas, bajaría más.

La razón se pierde razonando.

La pobreza ajena me basta para sentirme pobre; la mía no me basta.

Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven.

Un corazón grande se llena con poco.

Tú crees que me matas. Yo creo que te suicidas.

Trátame como debes tratarme, no como merezco ser tratado.

Si no levantas los ojos,creerás que eres el punto más alto.

Todos pueden matarme, pero no todos pueden herirme.

Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.

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