Alerta en el radar: cómo se mide la salud financiera de las aseguradoras y qué compañías están al límite


En un mercado donde la confianza lo es todo, la capacidad de una aseguradora para responder a sus compromisos inmediatos es un dato clave. Una reciente evaluación del estado de cobertura y de la Solvencia Líquida de las Compañías, ofrece un diagnóstico certero —y en algunos casos preocupante— sobre la verdadera salud financiera de varias compañías del sector.


El estado de cobertura es una herramienta clave para analizar si una aseguradora está en condiciones de afrontar sus obligaciones de corto plazo. Se obtiene a partir de la diferencia entre las Disponibilidades + Inversiones, y los Compromisos Exigibles. Cuando este valor es bajo o negativo, el escenario se torna riesgoso, ya que implica que la entidad podría no contar con los recursos líquidos suficientes para responder en tiempo y forma ante sus asegurados.

Pero el foco de las miradas técnicas se posa, en particular, sobre el indicador H, o Solvencia Líquida, que mide con mayor precisión la relación entre activos líquidos y exigencias. El cálculo es simple pero revelador: se divide el total de Disponibilidades + Inversiones por los Compromisos Exigibles. El resultado marca la diferencia entre una compañía financieramente sólida y una en zona de turbulencia.

Hemos establecido alertas se activan en dos niveles:

  • Amarilla, cuando el indicador baja de 1,30.
  • Roja, cuando cae por debajo de 1,10.

En otras palabras, un indicador menor a 1,10 significa que la aseguradora no cuenta con respaldo líquido suficiente para cubrir la totalidad de sus compromisos inmediatos, lo que representa una señal de alto riesgo para clientes, inversores y reguladores.

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