
Federico Meyer, CEO y fundador de Club AgTech, analiza en esta entrevista las claves del proceso de digitalización en el agro, el papel que ocupa la tecnología en la gestión de riesgos y los desafíos que enfrenta el ecosistema agtech para integrarse con la industria aseguradora. Desde una mirada sistémica, plantea por qué aún predominan modelos tradicionales y qué oportunidades se abren con la interoperabilidad de datos.
– Usted plantea que “no es lo mismo tener herramientas digitales que estar digitalizado”. ¿Cómo cree que este concepto aplica al sector agropecuario?
Las herramientas digitales son, como lo define la palabra, instrumentos para resolver un problema. La digitalización es un sistema. Es más: no es un sistema, es un lenguaje nuevo. A diferencia del alfabeto, que usa las letras como instrumento, este lenguaje usa unos y ceros. Nosotros venimos usando en el agro herramientas digitales, pero dentro de un sistema ordenado por el alfabeto. Ponemos en un tractor un piloto automático. Ese piloto automático navega con el lenguaje digital, pero después la operación, las decisiones, la parte de la empresa están organizadas de acuerdo al sistema anterior.
Entonces, lo que necesitamos es integrarnos. Vamos a poder integrar todas las herramientas que hoy están sueltas, están aisladas en nuestra industria, cuando los empresarios, los profesionales, los colaboradores entendamos este nuevo lenguaje y entendamos cómo organizarnos alrededor de él. Ahí vamos a digitalizarnos. ¿Y por qué es importante digitalizarnos? Porque el sistema es mucho más eficiente. Muchas de las cosas que hoy nos llevan tiempo y costo, como tener mucho trabajo, mucho equipo, edificios para ordenar personas o para resolver algunas cuestiones, van a poder ser resueltas sin necesidad de todo ese sistema, de toda esa gente y equipo.
Ahora, ¿esto quiere decir que hay que eliminar a la gente del sistema? En lo más mínimo. Tenemos que reorganizarlos. Pero ahí está el desafío.
– ¿Qué barreras observa hoy en el ecosistema agtech para que la transformación digital del agro tenga un correlato más directo en el diseño o acceso a coberturas aseguradoras?
Estoy convencido de que la principal traba es la mentalidad. Producto de habernos educado y de haber transitado toda nuestra vida hasta ahora bajo un orden organizado por las palabras, todas nuestras empresas responden a un patrón de decisión lineal. Ese patrón genera costos: costos de estructura, de gestión, de operación, que elevan el valor de las primas.
Me gustaría ver cómo esto afecta al agro más que al agtech. No me gusta separar agro de agtech. La industria a la que pertenecemos es el agro. Así como hay gente que se dedica a la semilla, al fertilizante o a lo comercial, hay otros que se dedican a la información. El problema no está necesariamente en los que se dedican a la información. La traba está sobre todo en los que gestionan los negocios. Y ellos todavía no han generado ese salto de conciencia necesario para iniciar estos procesos de transformación digital. Esto implica compartir información. Que entre proveedor y cliente se busque un sistema más eficiente, en lugar de esa puja en la que el costo de uno es el ingreso del otro.
– Desde su experiencia, ¿cómo perciben los productores agropecuarios la vinculación entre nuevas tecnologías y gestión de riesgos, en especial frente a fenómenos climáticos extremos?
Yo creo que lo perciben más como un pedido que como una posibilidad. Hace un tiempo hicimos en Club AgTech un relevamiento acerca de cuáles eran las expectativas de la gente del agro respecto de las herramientas digitales, y una de ellas era poder gestionar riesgos. Está presente como una demanda. Pero no lo veo todavía como una posibilidad concreta.
Y no lo ven como posibilidad porque aún no tienen incorporado mayoritariamente este concepto que mencionaba de digitalización. Ven posibilidades en las herramientas que entregan un valor concreto, pero lo que estás planteando requiere trabajar con información colaborativa y sistémica. Y ese cambio de cabeza todavía no se dio.
– ¿Qué rol pueden cumplir los datos satelitales, la sensorización o la inteligencia artificial en el desarrollo de seguros indexados o por rendimiento?
Te hablaba hace un rato de que la digitalización es un cambio de lenguaje. El lenguaje es un sistema por el cual la sociedad se organiza para proveerse o cubrir sus necesidades. Ese sistema tiene cuatro elementos, o cuatro pasos: cómo se genera la información, cómo se la procesa, cómo se la transmite y cómo se la almacena.
Los satélites, claramente, son la nueva forma de generar información. Información que antes se generaba a mano, por simples observaciones, hoy se genera con sensores remotos, satélites o algún otro tipo de dispositivos instalados en el campo o en la maquinaria. Todo ese gran volumen de datos, que antes no era tan grande y se procesaba entre cuatro paredes por algunos expertos, hoy lo procesan algoritmos de inteligencia artificial. Ese es el cambio de lenguaje y ese es el poder que tiene este nuevo lenguaje entre nosotros.
El impacto tiene que ser enorme, sobre todo desde el lado de los costos de gestión. Porque más información, mejor procesada, va a significar más precisión para las empresas y menor costo de transacción entre cliente y proveedor.
– En Club AgTech promueven la interacción entre startups, productores y empresas. ¿Qué lugar están ocupando actualmente las aseguradoras dentro de ese ecosistema?
La industria aseguradora es clave en este sistema. Vivimos en un contexto más volátil, con lo cual estamos más expuestos al riesgo. Si además tenemos menos cobertura, perdemos por los dos lados, y el negocio se vuelve mucho más difícil.
Eso en términos generales. En términos particulares, desde Club AgTech estamos vinculados con esta industria. El año pasado organizamos junto a Blue Nova un espacio para generar camaradería entre los distintos actores del sector y profundizar el diálogo a nivel América y también entre América y el sistema reasegurador. Así que sí, estamos trabajando en sus necesidades. Y no solo generamos estos espacios de encuentro, sino que buscamos profundizar en el entendimiento de estas herramientas.
– ¿Observa un interés creciente por parte de compañías aseguradoras en integrarse con plataformas tecnológicas del agro? ¿O aún predomina la lógica tradicional?
Sin duda, el interés es creciente. Hay empresas que están trabajando de manera activa y otras que todavía no empezaron. El ritmo es distinto, pero el interés está.
– ¿Qué oportunidades ve para la creación de nuevos productos o modelos de seguros más dinámicos, apalancados por la tecnología?
Todo esto tiene que favorecer lo sistémico. Entonces, cuando uno piensa en lo sistémico, tiende a pensar en seguros multirriesgo, en modificar algunos sistemas de almacenaje y en modelos colaborativos de almacenamiento.
Me parece que cuando empezamos a tener información de cada metro cuadrado, eso nos hace más eficientes y nos permite esta interoperabilidad de la información. Más que pensar en cuestiones puntuales, por definición voy a las cosas genéricas. Después vienen las particularidades de costos, de mentalidad, de cómo generar una experiencia para el cliente, de cómo mostrarle el valor al cliente y al usuario final para que ese valor esté adecuadamente percibido. Pero sin duda me lo imagino más desde lo sistémico que desde lo particular.
– Finalmente, ¿cómo imagina el futuro del seguro agropecuario en Argentina si el ecosistema agtech logra consolidarse como una red de datos abiertos, confiables y georreferenciados?
Una de las actividades más importantes que hacemos como Club AgTech son los programas de transformación en Silicon Valley. Cuando empezamos la semana allá, suele haber una persona que hace un planteo muy vigente y muy atado a esta pregunta. Dice: “Estamos viviendo el mejor momento de la historia y el más fácil para aprender, porque nunca hubo tanto conocimiento ni tanto capital disponible para quienes quieran encarar oportunidades. Pero, al mismo tiempo, es el momento más difícil para las grandes corporaciones que crecieron durante el siglo XX”.
¿Por qué? Porque esas grandes corporaciones tienen un orden pesado, funcional a un tiempo que ya no es. Entonces, ¿cuál es el sistema que veo? Las empresas que puedan usar esa fuerza para repensar su negocio, que incorporen agilidad —ya sea con emprendedores propios o con personas externas— son las que van a predominar. Y como van a predominar, van a marcar el formato de la industria.
Entonces, lo que me imagino es una industria mucho más ágil, mucho más abierta a trabajar asociadamente con otros actores del mercado, y no tanto en forma aislada. El que logre combinar lo mejor del mundo anterior con lo mejor del mundo nuevo va a ser el que gane. Lo mejor del mundo anterior es tener clientes, tener una red de distribución. Pero hoy hay que interpretarlos de otra manera, con nuevas necesidades, y enriquecer esa red con estos nuevos actores. Ese va a ser el modelo que predomine.
Aníbal Cejas