RIESGOS CLIMÁTICOS: DEL EDÉN AL DESDÉN

ESPECIAL PARA EL SEGURO EN ACCION.
Por Ricardo Pantano – Espacio ECCTA.

A lo largo de la historia la naturaleza nos ha mostrado su majestuosidad en reiteradas ocasiones. Casi siempre responde a una secuencia aleatoria de hechos provocados por la dinámica del planeta durante su evolución. Paralelamente, vive una eterna revolución interior con alguna frecuencia, arrojando a la superficie una pequeña pero demoledora porción de sus producidos internos, los cuales nos obligan a sufrir las consecuencias destructivas que provocan, junto a sus desplazamientos tanto en tierra como en el agua.

Decenas de miles de años atrás, las erupciones globales producidas en nuestro planeta arrojaron millones de toneladas de Loess, un material geológico sedimentario muy rico en microelementos. Los vientos dominantes continuaron el trabajo desparramando este material sobre la superficie, aunque las condiciones adecuadas posteriores solo permitieron que  algunas pocas zonas del planeta, manifestaran esta potencialidad: la cuenca del Mississippi con más de 3 millones de km cuadrados; la castigada por la guerra «Llanura del Mar Negro«, extendiéndose entre Rusia y Ucrania; la meseta de Huangtu en China, conocida como Loess Plateau, a 1200 mts de altura y más de 400 mil kilómetros cuadrados, y nuestra  Pampa Húmeda, con casi 40 millones de hectáreas que, gracias a los vientos, las lluvias y el tiempo consolidó un territorio con un suelo rico y profundo, cuya riqueza parece inagotable.

Esos grandes océanos verdes son responsables de la producción actual de alimentos para un significativo porcentaje de la población mundial. El mundo en su conjunto debería prestar cuidadosa atención a estas excepcionales planicies fértiles.

La meseta de Loess es el mayor proyecto de regeneración ambiental del mundo. Este altiplano circundado por el río Amarillo, en el corazón cultural e histórico de China, es un gran ejemplo de recomposición ecológica. Hace algunos siglos había grandes extensiones con cultivos y riqueza, pero el uso excesivo de la tierra causó la destrucción del ecosistema hasta convertirla en casi un desierto. Las repetidas inundaciones y la erosión del suelo transformaron esa meseta en una de las zonas más pobres de China.

En los años ‘90 China implementó algunos programas para revertir ese proceso, tales como laderas artificiales para mejorar la filtración del agua, plantación de especies adaptadas al clima local, control de pastoreo de cabras, la construcción de pequeñas represas, entre otras. En una década los resultados fueron asombrosos, tanto por el ritmo en el crecimiento de la vegetación, el freno a la erosión y el secuestro de más carbono de la atmósfera. 2,5 millones de personas salieron de la pobreza, aumentó la tasa de empleo y se logró seguridad alimentaria para una parte significativa de sus habitantes.

El beneficio neto resultó positivo para el ecosistema. A tal punto que el modelo se expandió a otros países como Jordania y Etiopía donde el desierto avanzaba haciendo peligrar la producción de alimentos.

Aunque muchos piensen que hay una discusión abierta entre vida salvaje o cultivos, no encontramos razones suficientes para que este dilema exista. El principal objetivo debe ser  la protección de estas áreas privilegiadas y que la participación del seguro y el reaseguro sea relevante en esa tarea.

En nuestro país, el límite para la agricultura de secano es la isohieta de 600 mm anuales. La Pampa Húmeda se extiende desde esa línea hacia el Este llegando hasta el mar, donde los cultivos extensivos tales como el trigo, maíz, soja, girasol, son los más importantes, sumado a más de 50 millones de ganado vacuno.  Durante los últimos 50 años la combinación del clima, el desarrollo de materiales genéticos y el manejo de los lotes agrícolas incrementaron tanto los rendimientos por hectárea como la volatilidad.

Sin embargo, el seguro agrícola en el país tiene una baja penetración en el mercado argentino. Tan solo un 3% del total.  Dentro de ese porcentaje el seguro con mayor proporción y el más tradicional es el de granizo, con un siglo de historia, alta participación de aproximadamente 15 millones de hectáreas aseguradas, pero con bajo volumen de primas y tasas técnicas insuficientes. Junto a sus adicionales como incendio, heladas y tormentas, representan el 95% de aquel 3%, que se completa con el multirriesgo y el paramétrico, también llamado seguro índice.

Existe una asimétrica distribución de tierras que tiene su origen hace dos siglos, cuando se inició la entrega de cientos de miles de hectáreas a acreedores  y  proveedores de los gobiernos. El 85% de esas tierras está en manos del 15% de los tenedores. Con los años, se fueron subdividiendo por herencia, ventas parciales o expropiaciones y, como consecuencia de esa atomización, se formó un gran cúmulo de productores agropecuarios pequeños y medianos, los cuales no son más que empresarios ricos en patrimonio, pero pobres en flujo de caja.

La nueva realidad está más cerca de agricultores profesionalizados, dispuestos a TRANSFERIR algunos de los RIESGOS inherentes a la actividad.   Ellos están muy amigados con la tecnología y dispuestos a compartir experiencias y recursos. Como contracara, la ausencia de subsidios, créditos, seguros y garantías acordes a esta «industria de cielo abierto», sumado a una presión fiscal creciente, provocan que la fuente de financiamiento más común, a pesar del costo, sea con los proveedores de insumos. Es aquí donde la figura de los agregadores toma relevancia. Corren la misma suerte que los productores y asumen  las acciones necesarias para lograr que esa suerte juegue a su favor, acoten los riesgos y no se descapitalicen.

Desde ECCTA, proponemos generar un puente, un camino directo y profesional para el desarrollo empresarial en el amplio universo asegurador, al que aportamos la exitosa experiencia de nuestros especialistas, desarrollando nuevos productos para la industria agrícola y también para la gama de riesgos climáticos. Impulsamos investigaciones, iniciativas y contactos con valor tangible para los clientes.

Remarcamos que es imperiosa la necesidad de buscar respuestas y coberturas cada vez más amplias y efectivas para que el seguro agrícola ocupe la proporción del total que tiene la agricultura en la economía de nuestro país.

 

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