¿Por qué cuando la limosna es grande, no todos desconfían?

Por el Lic. Abelardo Kwiatkowski, Director Comercial de ZEN BROKES.

Listo, decretada la guerra de tarifas. ¡A ponerse el casco y salir a la batalla!

¿Es así nomás? Me pregunto…ante la decisión de tener que elegir un cirujano para una cirugía de cadera, ¿la mayoría de la gente elegiría por el precio o por la calidad del médico y/o de la prótesis?

Si una intervención con los mejores costase entre $ 250.000 y $ 300.000, ¿me operaría con uno que me presupuestara $ 30.000? ¿No sospecharía acerca de la calidad de la prótesis? ¿Sería de titanio? ¿Podría ser de una calidad muy inferior? ¿Estaría dispuesto a correr el riesgo pudiendo pagar lo mejor?

Hago esta analogía porque a pesar de ser un eterno defensor de la “descomoditización” del seguro, cuando aparecen estos períodos del “vale todo”, sigo sin entender el comportamiento de muchos clientes, de muchos colegas y por, sobre todo, de muchas aseguradoras.

Comprar excesivamente barata una cobertura, ¿no debería despertar la misma inquietud que elegir un profesional muy por debajo del valor de mercado?

¿No me generaría ninguna duda acerca de la calidad de los repuestos en caso de un choque?

Nuestro país, lamentablemente, tiene una larga tradición de aseguradoras que han caído dejando un tendal de juicios y asegurados afectados.

Sin embargo, no sólo muchos de los que hoy deciden comprar “barato” lo olvidan, sino que muy probablemente serán los primeros en quejarse el día de mañana ante la adversidad.

Por eso me sigo preguntando, ¿por qué cuando la limosna es grande, no todos desconfían?

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