Lic. Nicolás Wittwer Pruyas
Especial para El Seguro en acción
Dentro de nuestro querido “mundo del seguro argentino”, no creemos en la mirada blanca y radiante; ni en la visión negativa y cerrada; ni coincidimos con quienes quieren seguir escondiendo la basura debajo de la alfombra. Nos jugamos por la visión global, exponiendo los (+) y los (-), para generar el análisis y el debate enriquecedor. De eso se trata esta columna.
En una nota publicada en el matutino Página12 del 1º de febrero del corriente año, el periodista Martin Granovsky dio a conocer una “avivada” en el sistema financiero a razón de lo que les toca vivir a miles de argentinos.
Al inicio de la misma, el autor relata una situación a la que caratula como real, contada por el protagonista en persona: un trabajador de la administración pública (no se logra identificar si se desempeña en el Poder Ejecutivo Nacional, Provincial o Municipal o bien en algún sector del Poder Legislativo). Al recibir un llamado de un clásico call center, el operador le realiza una serie de preguntas con el objetivo final de ofrecerle un seguro de desempleo, técnicamente denominado “seguro de ingreso protegido”. Lo llamativo resultan las preguntas sobre su trabajo en el sector público, acompañada por la intención de averiguar si tiene algún tipo de participación política (en la nota se refiere al tema como “militancia política”).
Una serie de cuestiones llamaron la atención de este profesional para poner manos a la obra y poner en conocimiento de los lectores la rapidez de los operadores, consecuencia de las diversas cesantías que se están originando, primero en el sector público y extendido luego al sector privado.
Según el Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, en el sector público se identifican, hasta el momento, alrededor de 27.200 despidos. Asimismo, el informe agrega la cifra correspondiente al sector privado, donde asciende a 22.529 cesanteados. Otras fuentes colocan a la cantidad de cesanteados del sector público en torno a los 24.000. Algunos de los sectores económicos que encabezan el número de cesanteados son, además del sector público, los siguientes: metalurgia, cerámica, avícola, petróleo, transporte, turismo, construcción y alimentos.
La primera reflexión ante el panorama descripto en los párrafos anteriores y la capacidad de reacción de los operadores telefónicos, es: Nunca es tarde para hacer negocios (como expresa el famoso refrán “it´s just business”). Es preferible (y más sustentable) el aumento de las ventas en el sector, vía incremento del consumo de bienes durables (como los autos), antes que la venta de seguros con coberturas que incluyan el riesgo de cesantía. Por otra parte, se debe estar atento al canal de ventas, ya que de manera muy detallada explicamos el modus operandi de algunas compañías a través de operadores telefónicos, en dos artículos publicados en este sitio web: VENTA TELEFÓNICA (ASÍ NO SE “HACE”). Partes I y II.
En segundo lugar, y en honor al resguardo de la “buena” actividad, la cobertura de “ingreso protegido”, a diferencia de lo que menciona el autor en el artículo publicado en Página12, no es de hoy. Ya existe hace un tiempo, por lo que no correspondería verlo como una “avivada” de los tiempos que corren. De hecho, si se siguen los carriles correspondientes, el proceso de aprobación de los planes para contar con la autorización para su comercialización, lleva un período de tiempo razonable, lo que impide que surjan nuevas coberturas de la noche a la mañana. Por supuesto, siempre hablando de coberturas autorizadas (alerta con ofertas y seguros inexistentes…)
En este caso, luego de un análisis de los productos ofrecidos en tres bancos que ofrecen coberturas y actúan como agentes institorios (BBVA Francés, Patagonia con Assurant Argentina S.A, Santander Río con Zurich S.A.), la conclusión es que la cobertura de desempleo (que viene atada a una póliza de seguro de vida colectivo) se circunscribe a trabajadores en relación de dependencia del ámbito privado (la cobertura es ante los casos de despido sin justa causa; acción gremial o sindical de carácter colectivo que dé lugar a la caída de los salarios y/o a un despido general; suspensión del empleado por motivos no imputables al mismo y quiebra o cierre definitivo del empleador), mientras que para trabajadores autónomos o empleados del ámbito estatal la cobertura cubre únicamente la incapacidad total y temporaria, sea por enfermedad o accidente.
A modo de cierre: estemos alertas a este tipo de ofrecimientos, ya que por lo que se puede ver, las coberturas ofrecidas son extremadamente acotadas y poco útiles. Dado los tiempos que corren, las compañías que comercializan este ramo deberían ampliar y diversificar sus productos, a los fines de ampliar su universo de comercialización y, por ende, sus ventas…a menos que la ola de despidos continúe avanzando y la cantidad de potenciales siniestros no hagan atractivo el negocio.
Lic. Nicolás Wittwer Pruyas
n_wittwer@yahoo.com.ar
Economista UBA.
Ex Subgerente de Relaciones con la Comunidad de la Superintendencia de Seguros de la Nación.
El mal asesoramiento en este tipo de ofrecimiento, lamentable, es deplorable.
Lo que se consigue es la desconfianza en los clientes, impidiendo que el seguro sirva para el fin previsto y haya cada vez más clientes insatisfechos.
María Eugenia Gutiérrez (PAS-Villa Carlos Paz)