AL LECTOR

Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.”

Edmund Burke (1729-1797) Político y escritor irlandés.

 

Uno de los principios que sustentan la defensa de los derechos de los consumidores, es el concepto de que la parte débil de una relación contractual debe tener acceso a mecanismos que equilibren la diferencia relativa de influencias y poder de los proveedores. En este principio juegan, o deberían jugar, un rol importante y necesario las Asociaciones de consumidores.  

 

En esta edición de El Seguro en acción presentamos una problemática de actualidad, tratada en los medios masivos (aunque no abordada hasta aquí por los medios especializados), como lo es el abuso en los valores de primas de seguros de vida en su versión más elaborada: la que logra burlar los fundamentos básicos de la Ley de Defensa del Consumidor (LDC), utilizando para ello los propios mecanismos disponibles para su defensa, como lo es la intervención de las Asociaciones de consumidores.  

 

El mecanismo de bloqueo a la salvaguarda de los derechos de los consumidores en forma colectiva, expuesta en el material que presentamos, no debe ni debería, pasar desapercibida por los estamentos responsables de velar por esos intereses generales, y, en este caso particular, de los asegurados.

 

La frase habitual “hecha la ley, hecha la trampa” se aplica aquí como pocas veces. El problema no es que la ley y los mecanismos pensados para salvaguardar los principios enunciados al inicio tengan fisuras, el problema será si esa situación, puesta aquí en blanco sobre negro, se prolonga y persiste sin que exista una reformulación de las reglas y del marco jurídico aplicable.

 

Ing. Eduardo Galeazzi

Director

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