UN DÍA SIN SEGUROS…

Difusión    

¿Qué pasaría si un día (sólo un día) EL SEGURO “dejara de funcionar”? Imaginemos que las aseguradoras de todo el mundo decretaran una especie de lock-out, e informaran que por 24 horas no tendrán vigencia los contratos celebrados. ¿Cuáles serían los efectos? 

Por su función socio-económica, el seguro cumple un rol fundamental en el desenvolvimiento diario de todas las comunidades, aun cuando, a nivel masivo, cuesta concientizar sobre el papel trascendente que tiene en el día a día de cualquier actividad comercial, industrial, profesional o de servicios, así como en la vida cotidiana de las personas y el hogar.

Una forma de visualizar mejor esta afirmación es mediante un supuesto: ¿Qué pasaría si un día (sólo un día) EL SEGURO “dejara de funcionar”? Imaginemos que las aseguradoras de todo el mundo decretaran una especie de lock-out, e informaran que por 24 horas no tendrán vigencia los contratos celebrados. ¿Cuáles serían los efectos?

Nuestro supuesto adolece de una seria deficiencia jurídica, por tratarse el seguro de un contrato donde la previsibilidad es parte de su lógica de funcionamiento, pero es útil para el fin didáctico perseguido.


Pues bien, en ese día “sin seguros”, ningún avión despegaría, ninguna nave zarparía, las fábricas no abrirían sus puertas, los vehículos automotores privados o de servicio público no saldrían a la calle, la mayoría de los comercios no abrirían sus puertas, se suspenderían las clases y también los espectáculos deportivos. Los propios empresarios solicitarían al personal que no asista, porque no podrían asumir las consecuencias de un incidente, por la ausencia de cobertura ante accidentes del trabajo. Los sindicatos harían reclamos en el mismo sentido.

Y así, sucesivamente, todas las actividades se reducirían a la mínima expresión o dejarían de realizarse. ¿Por qué? Porque frente a la ausencia de la adecuada cobertura de seguros, todos los industriales, comerciantes, empleadores, funcionarios, ejecutivos y profesionales, querrían evitar las pérdidas ocasionadas por un acontecimiento eventual que ponga en juego su capital, sus recursos, sus responsabilidades, su personal, su familia.

Para que cada uno pudiera desarrollar sus actividades con normalidad y sin sobresaltos, deberían haber ahorrado una suma equivalente a los valores a riesgo de todos sus bienes. Es decir, un empresario que tiene una fábrica, para tener su propia cobertura de incendio debería ahorrar un capital (ocioso) equivalente al valor de su fábrica y del contenido de la misma.

La otra opción: asumir el riesgo y si algo pasa, viene la quiebra.

O, en otros términos, formular una simple apuesta al “no pasará nada”.

El rol del seguro

Gracias al mecanismo asegurador, cada asegurado contribuye a un fondo común, en una proporción cientos o miles de veces inferior al valor del bien cubierto. O aún menos en riesgos de baja tasa de ocurrencia del evento dañoso.

ALIANZ

Esa proporción tiene un fundamento técnico: es medida en función de la frecuencia e intensidad de los siniestros. La cobranza a cientos o miles de clientes de la cuota del seguro, permite a la aseguradora acumular el capital necesario para indemnizar aquella fábrica que se incendie, aquellos autos robados, aquel accidente de trabajo, etc. De esta forma los asegurados liberan su capital para usos productivos, al tiempo que se encuentran patrimonialmente protegidos ante los eventuales incidentes. Es una fórmula donde ambos ganan: el asegurador por su servicio, y el asegurado por liberar su capital y transferir el riesgo al asegurador.

Sin el aporte del sistema asegurador, los grandes emprendimientos del mundo contemporáneo no hubieran podido realizarse, y las consecuencias dañosas de los mismos hubieran significado grandes retrocesos de la humanidad frente a cualquier catástrofe.

Además, a nivel familiar, los seguros de vida cumplen un rol determinante, cuando lo imprevisto sucede, para preservar el proyecto de vida de quienes deben continuar adelante. Los ejemplos de aporte del seguro son tantos como intereses asegurables existan.

Por todo esto es que se considera al seguro un componente imprescindible para el desarrollo y la estabilidad de las sociedades modernas. Así de simple, así de claro.

Raúl Jorge Carreira

P.D.:

Esta nota (originalmente publicada en Boletín para asegurados nº 34-agosto 2014),

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One Thought to “UN DÍA SIN SEGUROS…”

  1. Simple, claro, muy didáctico.
    Que oportuno sería poder trasmitir a los adolescentes y jóvenes de hoy día, que mañana, mañana nomás, van a ser nuestros asegurados.
    Carlos Alberto Dominguez (PAS)

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