Cuando determinados hechos se repiten en cortos lapsos de tiempo, pasamos de considerar “un acto aislado” a un determinado “tipo de actos” que los nuclea. Para un acto aislado, pueden existir causas “extraordinarias”. Para una tipología específica, las causas suelen ser “colectivas”.
En la Argentina, en estos últimos veinte años, asistimos a ese “pasaje” en tipologías siniestrales como, por ejemplo, “padres que atropellan a sus hijos en las maniobras de estacionamiento de sus autos”, o de “niños menores siniestrados conduciendo cuatriciclos”.
2016 es realmente un año desgraciadamente PRODUCTIVO en tipologías. Por ejemplo, Intendentes y funcionarios públicos, que, alcoholizados, protagonizaron siniestros viales graves y eludieron (en algún caso escandalosamente) la sanción moral y política (la judicial veremos…).
Ahora se “aproxima” una nueva. Menores sin licencia de conducir, con o sin el consentimiento de sus padres, conducen automotores y matan. Ahora al caso más difundido (no único por cierto) de una quinceañera misionera, se suma uno en la localidad de Villa Tesei, en el partido bonaerense de Hurlingham, cuya víctima fatal es una criatura de un año en la vereda.
La crónica releva de muchos comentarios: “…tomó el auto de su padre sin su consentimiento, a pesar de no saber manejar y no contar con licencia de conducir… «Era muy evidente que iba a pasar una tragedia, porque esos chicos se juntan, toman cerveza, se drogan y después agarran el auto o las motos y usan estas calles como pistas», dijeron vecinos”.
ACLAREMOS QUE NO ES TRAGEDIA, era evidente que iba a pasar y entonces era PREVENIBLE.
Cuando un “acto aislado” deja de serlo y comienza a ser frecuente, es que está “fallando TODO”: FAMILIA, SOCIEDAD Y ESTADO.
Y el problema se hará mayúsculo si empezamos a “naturalizarlo”…
Cordialmente
Dr. Eduardo Bertotti
Director ISEV