¿Por qué decaen las expectativas de padres e hijos cuando trabajan en la empresa?

Por Martin Quirós  Empresario, Conferencista, Autor y Consultor de Pymes y Empresas Familiares. Creador de del Modelo B2SMB.

Cuando los hijos ingresan a la empresa llegan con ganas de mejorar las cosas, de innovar y de demostrar todo lo que pueden desarrollar. El fundador también está entusiasmado cuando ingresan porque les tiene confianza y sabe de la capacidad que tienen.

Sin embargo al poco tiempo naufragan las expectativas de cada una de las partes. ¿Por qué? Por un lado porque para el fundador la empresa misma es como un hijo y en los hechos concretos no delega verdaderamente. Además piensa que si las cosas funcionan, tal como él las maneja, por qué habría que cambiarlas. Los hijos por su parte sienten que se mete en todo, que no tienen autonomía para decidir y encima el mundo avanza mientras la empresa se maneja como hace 20 años.

El protagonismo de las nuevas generaciones depende en gran medida de los padres. Su presencia en la empresa es la oportunidad para buscar que les vaya bien. Que se equivoquen, pero que no fracasen. Aunque es lógico y entendible, que a los fundadores les cueste delegar, si quieren que la empresa tenga continuidad, tienen que preguntarse seriamente: ¿Qué estoy dispuesto a ceder para que mi/s hijo/s (o hija/s) sean quienes continúen con mi legado? Siempre hay que ceder algo para que se desarrollen.

Los hijos, por su parte, tienen que tomar esta oportunidad y transitar su propio camino. Pero siempre confiando en la mirada de los fundadores. Porque nadie conoce el negocio como ellos. Para que los hijos lleguen al corazón y a la mente del fundador tienen que aprender a “vender sus ideas”, saber qué decir, cuando decirlo y de qué manera.

En este sentido, una de las primeras cosas que les recomiendo cuando me consultan es implementar la regla de las 3 “R”: Renuncia, Retirada y Resultados. Si quiero que me traten como a un adulto autónomo y capaz, tengo que Renunciar con firmeza a las dádivas tentadoras de mi padre. La Retirada significa abandonar una discusión cuando los empleados están presenciándola como espectadores o cuando hay mensajes ofensivos. Y finalmente, Resultados. Resultados medibles y comprobables. Porque constituyen el camino más confiable para que padres e hijos evalúen los aciertos y los errores. Los números sacan de la discusión y subjetividades.

El sector de los seguros está cambiando aceleradamente.  Los productos diferenciados ganan lugar frente a los commoditizados con un mejor margen y a la vez con una mayor necesidad de capacitación. Por este es un gran momento para el impulso de los hijos.

El fundador conoce el negocio y sabe que en unos años no va a ser el mismo. Y aquí sí, sin vacilaciones, tiene que apostar su confianza en la capacidad de sus hijos para manejar nuevos productos, procesos, tecnologías y sobre todo en el compromiso que ellos mismos tienen para que a la empresa le vaya bien.

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Pasar la Posta

Los invitamos a leer “Pasar la Posta”, obra que describe las distintas etapas que ambas generaciones comparten en la empresa familiar. 

José María y Martín Quirós, padre e hijo, empresarios y consultores en Empresa Familiar, representan dos generaciones y comparten dos miradas con una misma visión

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Instagram: @martinpyme

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