Fuente: Moody’s Ratings
Resumen:
Moody’s Ratings indica que la perspectiva crediticia soberana de América Latina y el Caribe se mantiene estable en 2025, y los esfuerzos de los gobiernos por reforzar la postura fiscal y los demás beneficios derivados de la reducción de los costos de endeudamiento se contrarrestan con la modesta perspectiva de crecimiento y la incertidumbre en torno a los próximos cambios en la política comercial de EE. UU.
» Las instituciones normativas seguirán respaldando los perfiles crediticios. Nuestra evaluación general de lacalidad institucional en América Latina es relativamente baja lo que refleja un control débil de la corrupción y el Estado de derecho. Sin embargo, en el caso de los soberanos calificados en Baa, los controles y equilibrios seguirán impidiendo la mayoría de los cambios radicales de políticas, con acuerdos de política institucional que les permitan a las autoridades gestionar shocks locales y externos. Las reformas recientes les traerán beneficios financieros a los gobiernos calificados en Ba, pero se necesitarían más avances para reforzar los perfiles soberanos. Para los gobiernos calificados en Caa, las persistentes presiones de liquidez y los grandes desequilibrios macroeconómicos seguirán siendo las principales restricciones crediticias.
» El espacio fiscal es limitado a pesar de la estabilización de los indicadores de deuda pública. Los esfuerzos de consolidación fiscal ayudarán a estabilizar la carga de la deuda en toda la región. Aun así,la asequibilidad de la deuda seguirá siendo una limitación,ya que la relaciónintereses/ingresos superará la de sus pares debido a los bajos ingresos y a los altos costos de endeudamiento.La rigidez del gasto como reflejo del aumento de los gastos obligatorios y las altas cargas de intereses limitará la capacidad de los gobiernos para responder a las persistentes demandas sociales y los riesgos climáticos.
» La dinámica de la inversión es clave para lograr un crecimiento sostenido. Con una mediana de la tasa de crecimiento del 3.0% en 2025, la mayoría de los países crecerán a tasas similares a las observadas el año pasado. La evolución de la inversión con respecto al producto interno bruto (PIB), que tiende a ser más baja que en otras regiones emergentes, diferenciará la dinámica del crecimiento entre los países en los próximos años.
Este reporte es una traducción del original titulado Sovereigns – Latin America & Caribbean:2025 Outlook – Stable as policy efficacy offsets costly debt and external risks publicado el 16 enero 2025.
» Próximos cambios de políticas en EE. UU. aumentarán la incertidumbre. La región enfrentará cambios potencialmente disruptivos en las políticas comerciales e inmigratorias, la dinámica geopolítica entre EE. UU. y China y la volatilidad de los mercados financieros cuando Donald Trump comience su segundo mandato como presidente de EE. UU. Se espera que las economías de México y Centroamérica estén más expuestas a posibles aranceles comerciales y cambios en las políticas inmigratorias.
» Factores que podrían cambiar la perspectiva.Podría haber presiones negativas generadas por un empeoramiento de las condiciones financieras que contribuya a un mayor deterioro de la asequibilidad de la deuda y reduzca el espacio fiscal, o por estallidos políticos o crecientes tensiones sociales que limiten el impulso de las reformas. Las políticas que aborden las restricciones estructurales al crecimiento y la inversión serían positivas desde el punto de vista crediticio.
Definición de perspectiva
La perspectiva estable refleja nuestra visión de los fundamentos crediticios en la región de América Latina y el Caribe en los próximos 12 meses. Las perspectivas del sector son diferentes de las perspectivas de calificación, ya que estas últimas reflejan las características y acciones específicas de los emisores, además de la dinámica del sector. Las perspectivas del sector no representan una suma de las alzas, bajas o revisiones de calificación ni un promedio de las perspectivas de calificación.
Las instituciones normativas seguirán respaldando los perfiles crediticios En comparación con otras regiones, nuestra evaluación de la calidad de las instituciones en América Latina es relativamente baja y solo supera a la de África subsahariana (ver la Figura 1). Esto demuestra la dificultad de larga data para controlar la corrupción y reafirmar el Estado de derecho, características clave para apoyar el pago de la deuda y la inversión en estos países. Sin embargo, a la región le va mejor en términos de la eficacia de sus instituciones normativas (ver la Figura 2). De hecho, los bancos centrales han guiado de manera decisiva y exitosa a la región durante el shock inflacionario de los últimos años, y la presión sobre los precios ahora está disminuyendo en términos generales. Otras características institucionales y factores crediticios importantes son los controles y contrapesos que limitan los cambios radicales de políticas que podrían afectar otros aspectos de los perfiles crediticios soberanos de América Latina.
Figura 1
La calidad general de las instituciones en América Latina es relativamente débil…
Puntuaciones promedio de los subfactores; medianas regionales

La calidad de las instituciones es la puntuación promedio de (i) la calidad de las instituciones legislativas y ejecutivas, y (ii) la fortaleza de la sociedad civil y el poder judicial. La eficacia de
las políticas es la puntuación promedio de (i) la eficacia de las políticas fiscales, y (ii) la eficacia de las políticas monetarias y macroeconómicas.
ECO: Europa Central y Oriental, CEI: Comunidad de Estados Independientes
Figura 2
… ya que la eficacia de las políticas funciona como un diferenciador intrarregional
Puntuaciones promedio de los subfactores; los ejes reflejan la mediana de América Latina

La calidad de las instituciones es la puntuación promedio de (i) la calidad de las instituciones legislativas y ejecutivas, y (ii) la fortaleza de la sociedad civil y el poder judicial. La eficacia de las políticas es la puntuación promedio de (i) la eficacia de las políticas fiscales, y (ii) la eficacia de las políticas monetarias y macroeconómicas.
Los controles y equilibrios institucionales seguirán determinando las tendencias crediticias entre los soberanos calificados en Baa. En Colombia (Baa2 negativa), esperamos que el Congreso y los tribunales continúen con la tendencia de limitar los cambios radicales de políticas durante el próximo año. No obstante, las difíciles condiciones macroeconómicas pondrán a prueba la capacidad de las instituciones normativas para estabilizar los indicadores fiscales y de deuda, cada vez más deteriorados. En México (Baa2 negativa), veremos cómo la reforma judicial y otros cambios importantes en los entornos regulatorios podrían reconfigurar el papel de los controles y equilibrios en 2025. Esto incluirá el debate de las leyes secundarias que rigen estas reformas, así como las primeras elecciones programadas de jueces, incluyendo los de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Además de un entorno institucional reestructurado, los efectos sobre la confianza empresarial y la dinámica de las inversiones serán más evidentes. Por otro lado, en Perú (Baa1 estable), el período preelectoral de las elecciones generales de 2026 comenzará tras la reforma constitucional de marzo de 2024, que introdujo una cámara alta en el Congreso y permitió la reelección de los legisladores. Debido al reciente debilitamiento de las instituciones políticas del país —provocado por la ruptura de los controles y equilibrios entre los poderes ejecutivo y legislativo que contribuyó a la inestabilidad política—, las reformas que reequilibren los poderes del Estado serían clave para ayudar a reducir el riesgo político.
El impulso de las reformas y la implementación de los cambios políticos recientes que fortalecieron los marcos normativos serán clave para los soberanos calificados en Ba. En los últimos años, Brasil (Ba1 positiva), Costa Rica (Ba3 positiva) y la República Dominicana (Ba3 positiva) han aprobado e implementado reformas que buscan fortalecer las perspectivas de crecimiento y las capacidades normativas.
En el caso de Brasil, las reformas han dado lugar a un mayor crecimiento económico, especialmente si se comparan con el débil desempeño del país antes de la pandemia, que esperamos que se mantenga a futuro. Además, surgiría una dinámica crediticia positiva si las reformas abordaran las dificultades fiscales estructurales —en particular las relacionadas con el gasto público— a fin de cerrar la brecha de credibilidad que contribuye a los altos costos de endeudamiento. En Costa Rica, la aprobación de las reformas fiscales y el cumplimiento de las reglas fiscales recientemente establecidas han generado superávits primarios, que con el tiempo ayudarán a mejorar los indicadores de deuda. Tras las dificultades fiscales de 2024 debido al déficit de ingresos, la continuidad de la disciplina fiscal en 2025 ayudará a reafirmar su perfil crediticio. Por su parte, el gobierno de la República Dominicana retiró en octubre una propuesta de reforma fiscal que podría haber aumentado los ingresos —una limitación clave para la asequibilidad de la deuda— y, al mismo tiempo, haber abordado cierta rigidez del gasto. A pesar de este contratiempo, construir un historial conforme a la nueva regla fiscal y adoptar medidas alternativas para abordar las restricciones fiscales en 2025 respaldaría el perfil crediticio.
La adopción de políticas para reducir los riesgos de liquidez y los grandes desequilibrios macroeconómicos marcaría una diferencia en los soberanos con calificaciones bajas que están arraigados en la categoría Caa o que han logrado superarla. Durante 2024, El Salvador (B3 estable) redujo considerablemente el riesgo de liquidez mediante emisiones de bonos que mejoraron su perfil de vencimientos a corto plazo. Los cambios adicionales en la política fiscal establecidos en el presupuesto de 2025 apoyarán la consolidación fiscal y la sostenibilidad de la deuda. En Argentina (Ca estable), el gobierno de Javier Milei cambió radicalmente la política fiscal durante su primer año —con lo que logró un creciente superávit primario— y frenó la inflación intermensual a tasas bajas de un solo dígito. Los desequilibrios macroeconómicos heredados por el gobierno anterior eran muy altos, por lo que llevará algún tiempo corregirlos. En particular, si bien el tipo de cambio del mercado paralelo ha convergido con el oficial, las limitadas reservas en moneda extranjera siguen siendo una restricción clave para garantizar el pago de la deuda en el transcurso de 2025-2026. En Bolivia (Caa3 estable) y Ecuador (Caa3 estable), la dinámica política limita la voluntad y la capacidad de los gobiernos para adoptar políticas que aborden las persistentes y crecientes presiones crediticias, lo que a su vez aumenta la probabilidad de que se produzcan eventos crediticios en los próximos años.
El espacio fiscal es limitado a pesar de la estabilización de los indicadores de deuda pública Los esfuerzos de consolidación fiscal en 2025 estabilizarán la carga de la deuda pública gracias a un crecimiento económico más estable y a cierto grado de consolidación fiscal. Proyectamos que de los 26 soberanos calificados en América Latina y el Caribe, solo cuatro registrarán mayor déficit en 2025 en comparación con 2024. Esto representa una mejora en relación con el resultado previsto en 2024, en el que se estima que 11 gobiernos han registrado un aumento de su déficit fiscal. Panamá (Baa3 negativa) es uno de los soberanos que experimentó un aumento significativo de su déficit de más de tres puntos porcentuales (pp) del PIB durante 2024, seguido de Colombia y México, con incrementos de alrededor de 1.5 pp. La mediana del déficit fiscal se reducirá a 2.0% del PIB en 2025 desde 2.5% en 2024.
Argentina reducirá significativamente su desequilibrio fiscal en 2025, lo que contribuirá a un superávit primario (ver la Figura 3) que conducirá a una reducción sustancial de su relación deuda/PIB (ver la Figura 4). Por otro lado, pronosticamos que Brasil y México estarán entre los soberanos que presentarán equilibrios fiscales que se traducirán en una mayor carga de la deuda en 2025. Más allá de esta dinámica, la mayoría de los soberanos latinoamericanos tendrán una carga de la deuda igual o inferior a la mediana de sus
categorías respectivas.
Figura 3
La mayoría de los soberanos de América Latina registrarán resultados fiscales que ayudarán a estabilizar la carga de la deuda Equilibrio fiscal en 2025 como % del PIB y brecha entre la estabilización de la deuda y el balance primario real en pp

Un balance primario estabilizador de la deuda conduce a una relación deuda/PIB estable, dadas las proyecciones de Moody’s sobre el crecimiento del PIB y las tasas de interés en 2025. Para Argentina, proyectamos un déficit fiscal del 1% del PIB en 2025 y la brecha entre el balance primario estabilizador de la deuda y el balance primario es de 34 pp.
Figura 4
La carga de la deuda pública es igual o inferior a la mediana de sus pares de calificación, pero…
Carga de la deuda como % del PIB; mediana de las categorías en 2025

La menor asequibilidad de la deuda sigue siendo una limitación crediticia clave para los soberanos de la región en comparación con sus respectivos pares de calificación (ver la Figura 5). En promedio, la relación intereses/ingresos de los soberanos de América Latina y el Caribe en 2025 será 2.5 pp más alta que la mediana de sus respectivas categorías. Sin embargo, la diferencia es mayor en los soberanos de América Latina calificados en Baa y Ba, ya que la mediana de la carga de intereses de cada grupo supera la mediana de las respectivas categorías en casi 7 pp: la relación intereses/ingresos de Panamá será 10 pp más alta que la mediana de la categoría Baa, y la de la República Dominicana será 14 pp más alta que la mediana de la categoría Ba.
Figura 5
… las cargas de intereses son más altas y la asequibilidad de la deuda es más débil en la mayoría Pagos de intereses/ingresos en %; mediana de las categorías para 2025

Un factor importante que explica esta característica regional es la disminución de los ingresos recaudados por la mayoría de los gobiernos en comparación con otras regiones, lo que refleja bases impositivas estrechas y el impacto de la elevada informalidad, que tiende a contribuir menos. Sin embargo, los mayores costos de endeudamiento debido al aumento de las tasas de interés y los rendimientos de los bonos de referencia en medio del reciente shock inflacionario global han elevado el costo promedio de la deuda.
Por lo tanto, los pagos de intereses explican el aumento de la relación intereses/ingresos en la mayoría de los soberanos de América Latina.
Una mayor rigidez del gasto, impulsada principalmente por el aumento de las cargas de intereses, es otro riesgo clave para la región. Como se menciona en nuestra perspectiva global soberana, los pagos de intereses en América Latina representan casi dos tercios del gasto público promedio en educación e infraestructura. Además de los efectos negativos que esta restricción puede traer para el crecimiento económico, esta dinámica podría exacerbar los riesgos sociales en un momento en el que los habitantes de países latinoamericanos exigen servicios sociales más amplios y mejores, además de limitar la capacidad de los gobiernos para responder y mitigar los riesgos climáticos.
Las respuestas políticas a estos desafíos también pueden exacerbarlos. Como respuesta a las grandes protestas de 2022, el entonces gobierno de Panamá aprobó una ley en 2023 para que el gasto en educación ascendiera al 7% del PIB, a pesar de que los gastos en este sector históricamente han sido mucho más bajos. Luego, en octubre de 2024, la propuesta de presupuesto para 2025 que buscaba abordar un déficit cada vez mayor con reducciones del gasto fue rechazada inicialmente por la Asamblea Nacional porque no se ajustaba a la ley de gastos educativos. Iniciativas similares para eximir a la inversión verde del gobierno central de los límites de la regla fiscal en Colombia, o para conferir nuevos derechos constitucionales —como el derecho a la vivienda digna en México—, también pueden aumentar los gastos obligatorios o afectar la credibilidad y la aplicabilidad de las políticas fiscales.
Si bien proyectamos que las cargas de intereses se mantendrán en general estables en 2025 gracias a la disminución de los costos de endeudamiento tras los recortes de tasas de interés de los bancos centrales en 2023-2024 y a la recuperación de los ingresos públicos, las dificultades que plantea la creciente rigidez del gasto persistirán y seguirán afectando la fortaleza fiscal de los soberanos de América Latina, ante la falta de respuestas políticas más directas. La dinámica de la inversión es clave para un lograr crecimiento sostenido La mayoría de los soberanos latinoamericanos crecerán en 2025 a tasas similares a las de 2024. Es probable que la mediana de la tasa de crecimiento de la región sea del 3.0% en 2025, y la mayoría de los países crecerán dentro de un rango de +/-0.5% en comparación con sus tasas de crecimiento de 2024 (ver la Figura 6). El desempeño económico seguirá convergiendo hacia los niveles anteriores a la pandemia (2015-2019) tras un crecimiento superior a la tendencia durante el período de recuperación posterior a la pandemia (2021-2023). Argentina, Brasil y Uruguay (Baa1 estable) estarán entre las economías que tendrán un mejor desempeño que su tendencia anterior a la pandemia, y Argentina mostrará una mejora sustancial tras la contracción de la actividad durante 2023-2024.
Brasil crecerá más del 2% y mantendrá el desempeño más sólido derivado de las reformas económicas aprobadas en los últimos años. Por otro lado, pronosticamos que México se expandirá alrededor del 1.3%, lo que marcará el segundo año de débil crecimiento, ya que el país enfrenta mayores riesgos internos y externos que podrían afectar a la economía más allá de 2025. Las economías de Panamá (después de que se disipe el efecto del cierre de la mina Cobre Panamá) y la República Dominicana mostrarán mejores resultados que otras de la región, pero estarán por debajo de los promedios de la tendencia anterior a la pandemia.
Figura 6
Crecimiento ampliamente estable en 2025 en relación con 2024
Crecimiento del PIB real en %

La diferenciación en el crecimiento económico estará relacionada con la evolución de la demanda interna y la inversión con respecto al PIB. Las economías de América Latina tienden a ser menos abiertas que las de otras regiones emergentes. La mediana de apertura económica de las economías sudamericanas (suma de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios como porcentaje del PIB) es solo del 52%, en comparación con el 81% de las economías de Centroamérica y México y el 86% de las del Caribe. Durante el período pospandémico, el consumo de los hogares fue el principal motor de crecimiento en la región. Además, el crecimiento desde 2015 ha sido, en general, inferior al previsto, y el rendimiento más bajo se atribuye en parte a una menor contribución de la inversión al crecimiento del PIB. A su vez, los niveles más bajos de inversión frente a otras regiones también apuntan a un crecimiento más débil a futuro (ver la Figura 7).
Figura 7
Una menor inversión limita el crecimiento en comparación con otras regiones
Inversión como porcentaje del PIB y crecimiento promedio del PIB real en 2023-2024 en %; medianas regionales

Algunos países se beneficiarán —hasta cierto punto— de las condiciones favorables externas relacionadas con el nearshoring y la fuerte demanda global de metales en el contexto de la transición al carbono. Sin embargo, la actividad económica general de la región se verá fuertemente influenciada por la eficacia de las políticas públicas para abordar las limitaciones estructurales y crear un entorno empresarial favorable. Dado que la dinámica de la inversión es particularmente sensible a la confianza de los inversionistas, la implementación de políticas que impulsen la inversión nacional y extranjera será clave para promover un crecimiento sostenido, además de centrarse en abordar eficazmente los problemas estructurales como la baja productividad, la elevada informalidad y la alta exposición a shocks climáticos.
Próximos cambios de políticas en EE. UU. aumentarán la incertidumbre Durante el segundo mandato presidencial de Donald Trump (2025-2029), América Latina y el Caribe estarán expuestas a cambios en las políticas comerciales e inmigratorias, la dinámica geopolítica entre EE. UU. (Aaa negativa) y China (A1 negativa) y la volatilidad de los mercados financieros. Trump ha hecho referencia a los aranceles comerciales como herramientas de negociación para lograr objetivos políticos específicos, especialmente una mayor seguridad en la frontera con México y otros países de América Latina. Si bien aún no se sabe si los aranceles se aplicarán a todos los países o de manera más específica —y en qué nivel—, esperamos que las economías de México y Centroamérica sean las más afectadas en función de su exposición y de la importancia relativa de sus exportaciones a EE. UU. como porcentaje del PIB
(ver la Figura 8).
Del mismo modo, en cuanto a las políticas inmigratorias, Trump ha declarado que su gobierno pretende llevar a cabo la deportación masiva de migrantes ilegales en EE. UU., la mayoría de los cuales provienen de América Latina. Un importante canal de transmisión afectado sería el flujo de remesas desde EE. UU. Desde esta perspectiva, los países centroamericanos y México volverían a ser los más expuestos, ya que las remesas son la fuente principal de ingresos para el consumo (ver la Figura 9), aunque países del Caribe como Jamaica (B1 positiva) y la República Dominicana también se verían afectados.
Si bien los vínculos económicos y financieros de los países sudamericanos con EE. UU. son algo más débiles que hace dos décadas, la alta exposición comercial e inversionista con China representa un canal que los expone indirectamente a los cambios de políticas en EE. UU. A lo largo de los años, China ha sido el principal socio comercial de varios exportadores de commodities en Sudamérica.
Recientemente, China ha ampliado su papel como inversionista en algunos de esos países, y su inversión extranjera directa se destina cada vez más a infraestructura y actividades primarias, como la minería. Un ejemplo emblemático es el megapuerto peruano de Chancay, que fue construido por empresas chinas y que probablemente canalizará una parte importante del comercio entre América Latina y Asia. Las políticas de EE. UU. para contrarrestar la influencia china en la región podrían implicar un aumento de las inversiones de las empresas estadounidenses o estrategias que involucran bancos multilaterales de desarrollo, lo que podría generar oportunidades
para los países de América Latina, especialmente aquellos que están más alineados políticamente con el nuevo gobierno de Trump.
Por último, el anuncio y la implementación de estas políticas pueden afectar las condiciones financieras de los soberanos de América Latina. Tras los resultados de las elecciones estadounidenses de noviembre de 2024, el peso mexicano cayó a un mínimo de dos años frente al dólar estadounidense y los nuevos episodios de volatilidad cambiaria podrían afectar a México y otros países de América Latina si se aplican aranceles. Por otro lado, si el dólar estadounidense se fortaleciera, esto podría afectar la competitividad de las exportaciones de las economías latinoamericanas que están dolarizadas o mantienen una paridad fija, lo que podría exacerbar las presiones de liquidez externa en países como Bolivia. Otra dinámica importante del mercado será la trayectoria de las tasas de interés estadounidenses, especialmente en un contexto donde el deterioro fiscal previsto en EE. UU. lleve a un aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro. Esto podría aumentar los costos de endeudamiento en los soberanos de América Latina y afectar la ya tensa asequibilidad de la deuda.
Exhibit 8
México y Centroamérica están expuestos principalmente a través del comercio con EE. UU.
La severidad se evalúa mediante el porcentaje de exportaciones a EE. UU./PIB; y la exposición, mediante el porcentaje de exportaciones a EE. UU./
exportaciones totales

Exhibit 9
Centroamérica es la más susceptible a cambios en los flujos de remesas
La severidad se evalúa mediante el porcentaje de remesas de EE. UU./PIB; y la exposición, mediante el porcentaje de remesas de EE. UU./remesas totales

Apéndice: distribución de calificaciones y perspectivas, y acciones de calificación
Figura 10
Calificaciones y perspectivas en América Latina al 31 de diciembre de 2024

Figura 11
Distribución de calificaciones en América Latina al 31 de diciembre de 2024

Figura 12
Distribución de perspectivas en América Latina al 31 de diciembre de 2024

Figura 13
Resumen de las acciones de calificación soberana en 2024, por región
