Microseguros, un claro desafío para el sector

Por Walter Wörner

Extender la conciencia aseguradora para la inclusión de poblaciones vulnerables

Contexto

Las discusiones en torno a cómo transitar hacia un sistema capitalista ‘más humano’ están hoy más vigentes que nunca y en la agenda de las principales organizaciones y think-tanks del planeta.  Hay una conciencia generalizada sobre que “la paz duradera no puede ser alcanzada a menos que grandes grupos de la población encuentren formas en las que puedan salir de la pobreza, y trabajar para su propio desarrollo”.  Movilidad social ascendente, principalmente a través de la educación y de poder generar las condiciones para el desarrollo sustentable de actividades productivas también en -inicialmente- pequeña escala, y su protección a través de programas y asistencias públicos, pero también a través del crédito y del seguro privado.  Asociada a estas discusiones, también está en juego (la caída en) la aceptación de la democracia representativa y las instituciones de la República como la forma de organización hasta estos días más propicia para promover y garantizar el bienestar y el desarrollo de las sociedades humanas. Sistema hoy amenazado por populismos de derecha y de izquierda, si seguimos considerando válidas estas categorías de análisis, aunque las alternativas propuestas -si es que hay alguna propuesta sustentable- no sean precisamente superadoras ni haya pruebas de su efectividad para erradicar la pobreza y la marginalidad. Temas que exceden ampliamente este comentario, pero que le dan un contexto más amplio, en el que la discusión actual se centra en la dicotomía democracias vs. autocracias.   

Educación e inclusión financiera (y aseguradora)

Se viene hablando cada vez más de educación financiera, desarrollando acciones y promoviendo iniciativas y programas para favorecer la inclusión financiera también de la población que trabaja y subsiste en el sector informal de la economía, que no está bancarizada, y que representa una porción muy considerable de la población de los países de la región.  Mientras hablamos de transformación digital, algoritmos, inteligencia artificial, internet de las cosas, activos digitales, entre otras grandes transformaciones…

Asociados en su origen a las microfinanzas, en muchos casos la experiencia en microseguros se ha limitado a cubrir a los deudores de microcréditos, a través de pólizas colectivas contratadas por entidades dedicadas a esa operatoria. Los microseguros han alcanzado grados de desarrollo dispares, incluso en los países de la región.

Una referencia necesaria: los conceptos de microcrédito y microfinanzas se le atribuyen principalmente a Muhammad Yunus (Chittagong, actual Bangladesh, 1940-), economista, banquero y emprendedor y líder social. Fundador de Grameen Bank en Bangladesh, Premio Nobel de la Paz (2006) por su contribución a la erradicación de la pobreza y a la justicia social. Simplemente como referencia, menciono dos de sus libros: ‘El banquero de los pobres’ (Micropréstamos y la batalla contra la pobreza mundial) (2003), y ‘Un mundo sin pobreza’ (Las empresas sociales y el futuro del capitalismo) (2008).  Cito de este ultimo un comentario de Jimmy Carter, ex presidente de los EE.UU.: “Al dar a los pobres la posibilidad de mejorar su nivel de vida, el doctor Yunus les ha ofrecido seguridad, algo más valioso que un plato de comida.”

Microseguros: Seguros inclusivos

Probablemente sea más adecuado denominarlos seguros inclusivos por la innegable función social que pueden y deben cumplir.  Si bien en la Argentina los microseguros aún no han logrado un desarrollo similar al de otros países -sobre todo del sudeste asiático-, incluso de la región (Brasil, México, Colombia, Perú), ya hay algunas iniciativas auspiciosas encaradas por algunas aseguradoras locales y brokers especializados en microseguros asociados a las mismas. También se constituyó una Mesa de Trabajo sobre Microseguros en AVIRA, que seguramente contribuirá a impulsar muchas iniciativas.

Corresponde, en primer lugar, definir el alcance y el público objetivo de estas coberturas orientadas a brindar alguna protección a los sectores de menores recursos, sobre todo vinculadas con la protección de las familias -vida, salud, sepelio, accidentes personales, y, tal vez, pérdida de ingresos y alguna forma básica de ahorro- y del patrimonio -seguro de vivienda, de bicicletas, por ejemplo- y de bienes -herramientas de trabajo- destinados a la producción, comprendiendo coberturas para pequeños agricultores de ingresos bajos. Producción a pequeña escala, en muchos casos de subsistencia.

Es necesario, hoy más que nunca, extender las ventajas del seguro a poblaciones de menores ingresos, vulnerables, entre los que muchos no tienen conciencia de los riesgos a los que están expuestos o que, teniéndola, creen que no pueden acceder a una cobertura o que no la pueden pagar, o simplemente no conocen cómo funciona o no tienen acceso al seguro. 

La pandemia y sus efectos devastadores -algunos todavía no evidentes- en la salud, la economía y el estilo y la calidad de vida de muchos, puso en evidencia la situación de fragilidad, imprevisión y necesidad de adaptación a una nueva realidad. Es una buena oportunidad para que los aseguradores redoblen esfuerzos para promover activamente la conciencia aseguradora, de los riesgos a los que estamos expuestos, de la necesidad de prepararnos mejor para otra ‘contingencia’ de impacto igual o más crítico.  Y de la posibilidad de gestionar la incertidumbre relacionada con riesgos que individualmente pueden tener consecuencias ruinosas y que, a través del seguro, implican una mínima contribución posible y necesaria, que representa el costo de una distribución ‘colectiva’ del riesgo (de las posibles consecuencias económicas de su materialización).

Nuestro sector es un actor fundamental del desarrollo económico y el seguro es un factor insustituible de estabilización social.

Características

No se trata de seguros de bajo costo unitario, sino de coberturas desarrolladas específicamente para poblaciones de ingresos bajos, vulnerables, con primas proporcionales al perfil de riesgo asegurado y a su poder adquisitivo. Y adaptadas a la realidad socio-cultural de cada región del país. Deben ser de fácil comprensión, con condiciones de contratación claras y sencillas, con requisitos de asegurabilidad mínimos que permitan una incorporación rápida o, de ser posible, inmediata, y con facilidades -y mayores plazos- para las denuncias de siniestros y una rápida resolución, liquidación y pago de los beneficios, en plazos mucho más cortos que los de las otras líneas de negocios convencionales de la aseguradora. La comunicación es absolutamente clave.

En definitiva, son coberturas simples, de fácil contratación, plazos acotados y rápida resolución de siniestros, diseñadas específicamente para ese mercado objetivo.  

El aspecto más crítico es el de la distribución.  En general se trata de seguros masivos, ya que es necesario operar a una escala suficiente para reducir lo más posible los costos de la operación, que no está orientada a la obtención de beneficios equiparables a los de otras líneas de negocios, sino a lograr ser autosustentable -factor crítico para incursionar en estos mercados-, formando parte de los programas de responsabilidad social de la aseguradora.

La territorialidad, la proximidad con esas poblaciones objetivo, es otro de los aspectos críticos. Ya se está operando hasta con locales dentro de comunidades objetivo, incluso con atención de vecinos, gente del entorno de los asegurables, obviamente debidamente capacitados por el broker y/o la aseguradora, para generar identificación y confianza en los beneficios del seguro. 

En cuanto a la cobranza, pueden considerarse como referencia las altas tasas de cobrabilidad que, en general, registran los microcréditos. Aspecto que no representa un problema en el caso de seguros colectivos.

Marco normativo específico

Con el objetivo de ampliar la base asegurativa e impulsar su desarrollo la SSN estableció un marco normativo específico para su operatoria, estableciendo condiciones básicas (pautas mínimas), a través de la Resolución 126/2018 (9feb2018 – B.O. 16feb2018), incorporada como punto 23.8 al RGAA. 

También corresponde mencionar, como antecedente, una encuesta promovida por la SSN entre las aseguradoras para conocer el interés y la predisposición al desarrollo de estos seguros, a fines de 2014. 

Para la implementación de un plan de microseguros es necesario presentar, además de los elementos exigidos por la normativa vigente (punto 23 del RGAA), la justificación del objetivo público-social, donde se incluya el grupo asegurable al cual se encuentra dirigido, identificando las necesidades a cubrir, las formas de comercialización y los canales de distribución que se emplearán.

Conclusiones

Además de la evidente función social que pueden y deben cumplir las aseguradoras, brindando protección también a las personas, las familias y los emprendimientos de los sectores más vulnerables y desprotegidos, encarar programas de desarrollo de microseguros y difundir conciencia aseguradora permitirá la inclusión de segmentos hasta hoy desatendidos, ampliando la base asegurativa y sentando las bases para lograr una mayor penetración del seguro en nuestro país. Es, también, una apuesta al futuro, en la medida en que también quienes integran estos sectores sociales logren progresar y sigan confiando en el seguro.

(*) Consultor en Seguros de Personas, ex directivo de aseguradoras, Coordinador del Programa Ejecutivo de Seguros de Personas AVIRA-UCA, Docente y consultor de AAPAS, Director de Cursos de Seguros, UAI; Coordinador de Cursos de Seguros, IUEAN.

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