Por supuesto, nos estamos refiriendo a Enrique Juan Blaksley Señorans, presidente de Hope Funds, argentino, nacido el 14 de enero de 1965, primogénito entre los 15 hijos del matrimonio del doctor Enrique Jorge Blaksley Bazterica (una eminencia en materia Matemática, Física y Estadística), con doña María Mercedes Señorans Obarrio. Titular del DNI nº 17.286.004, domiciliado (hasta hace unos días) en el Barrio Pacheco Golf (Boulogne Sur Mer 1.430, Lote Nº 331, en el municipio de Tigre), y anteriormente en Avenida del Libertador 16.434 – San Isidro, y domicilio comercial principal en Sarmiento 643 – Piso 1º de la ciudad de Buenos Aires, entre otros
Lo de “hasta hace unos días”, resulta una aclaración necesaria porque, desde las primeras horas de la mañana del ppdo. martes 10 -orden judicial mediante-, tuvo que resignar su cómoda estadía en el confortable country de General Pacheco, hacia un humilde cubículo que le asignaron en la Comisaría Comunal N°4 en Parque Patricios. Y de allí, a las 5:30 de la mañana del día siguiente, a los tribunales de Comodoro Py, para ser indagado en el Juzgado Federal N°1, a cargo de la doctora María Romilda Servini. Luego, rumbo a una celda, vaya uno a saber por cuánto tiempo…
Como es de público conocimiento, sus andanzas financieras han tenido el destino previsible. O al menos “parecen” tenerlo. Porque cuando del accionar judicial se trata, el escriba debe ser precavido, y usar el potencial…
Y con el seguro ¿qué tal?
En los registros de la AFIP, su actividad sigue figurando como “Servicios de seguros de vida (incluye los seguros de vida, retiro y sepelio)”, aun cuando la habilitación en el Registro de la Superintendencia de Seguros de la Nación, se halla suspendida desde el 17 de junio del 2004.
Su matrícula (nº 500.551), había sido habilitada mediante Resolución 25.047 del 23/1/1997 (B.O. 30/1/1997), en cuyo anexo III figura como uno de los diecisiete PAS incorporados al Registro para operar exclusivamente en el ramo Vida.
La realidad y el futuro
Hasta aquí, datos formales, debidamente chequeados por nosotros. Pero, sabido es que la verdad no siempre se corresponde con la apariencia y que -como el camaleón-, rápidamente puede cambiar de color.
Según nos dicen profundos conocedores de los vericuetos del mercado asegurador, por ejemplo:
- Porque el susodicho personaje no habría dejado de operar en junio del 2004, sino que siguió haciéndolo mediante el uso de matrículas familiares que -aún hoy- están debidamente habilitadas.
- Porque aun cuando la ley ordena que “toda persona, bien o interés”, radicado en nuestro país, debe ser asegurado en entidades establecidas y autorizadas a operar en nuestro territorio, el ambicioso joven Blaksley puede haberse olvidado del precepto, y haber cruzado las fronteras para depositar “afuera” algunas coberturas y sus pertinentes primas.
- Porque dichos contratos no se habrían limitado al Ramo Vida…
Lo dicho: por ahora solamente datos formales que quizás, con el paso del tiempo, se conviertan en “información clasificada”, porque algunos de nuestros apuntes de la década del 90 (léase SIDEMA), parecen ubicarlo como un emprendedor treintañero que transitaba el mundo del seguro, pero no –precisamente- por la vereda del sol.
Habrá que corroborarlo. En eso estamos y se verá.
Lo que sobra, es tiempo…
Raúl Jorge Carreira
