EL PERITO MORENO Y EL SEGURO

Entrevista al Dr. Valentín Francisco Ugarte Moreno, familiar de Francisco Pascasio Moreno (el Perito Moreno), tataranieto del fundador de la aseguradora La Estrella, y sobrino bisnieto del fundador de la Asociación de Aseguradoras Argentinas (actualmente “Asociación Argentina de Compañías de Seguros”).

El Seguro en acción (ESEA): ¿Cuál es su parentesco con el Perito Moreno?

Valentín Francisco Ugarte Moreno (VFUM): La relación familiar viene por el lado de mi madre, Leonor Moreno de Ugarte, frágil pero fuerte, que hablaba correctamente el idioma inglés, nieta de Francisco Pascasio Moreno y de María Ana Varela (nieta ésta de Florencio Varela).

Ella nació y se crió en Buenos Aires, en casa de Eduardo Moreno, hermano menor del Perito Argentino; allí en calle Reconquista, lo conoció y recibió su afecto.

De la unión matrimonial de sus abuelos, Francisco Pascasio y María Ana, nacen siete hijos, el mayor Francisco Rufino, mi abuelo materno.

En mi casa paterna, en Mendoza, en su living, se exponían imágenes de la familia Moreno, como también cuadros, esculturas, muebles; era como si de un museo privado se tratara. Allí, mi madre contaba historias de la vida privada y familiar de sus parientes, ya que, sostenía, algún día iba a desparecer, y así podría trasladar a su descendencia lo que había visto y escuchado, con la esperanza de que no se perdiesen en el  olvido. Lo que he cumplido, afortunadamente, con la edición de un libro que contiene alguna de esas anécdotas y recuerdos.

ESEA: ¿Se refiere a “Historias Inéditas del Perito Moreno”?

VFUM: Sí, correcto.

ESEA: ¿Y quién fue Francisco Facundo Moreno?

VFUM: Fue hijo de Francisco Antonio Moreno Sánchez, un comerciante que nace en Utrera hacia 1774, pasando desde Savilla (España) a Buenos Aires a fines del siglo XIX.

Aquí contrajo matrimonio con María Antonia Visillac Lara, nacida en Colonia del Sacramento. Entre los nueve hijos que tuvo el inmigrante hubo otro Francisco, mi tatarabuelo Francisco Facundo Moreno Visillac, que nació en Buenos Aires en 1819 y falleció en 1888 también en Buenos Aires; contrajo matrimonio con Juana María Thwaites Rubio, descendiente de padres ingleses (fallecido en Buenos Aires en 1867), víctima de la epidemia de cólera, quienes se convirtieron en los padres de Juana Antolina, Francisco Pascasio, científico y naturalista (el Perito Moreno), Josué Nemesio, empresario, Eduardo Gumercindo dedicado a los negocios, y María Antolina.

Francisco Facundo fue uno más de los que debieron, con justificadas razones, emigrar a Montevideo en época de Rosas. Tras la batalla de Caseros, regresó al país, con su mujer y la primera de sus hijas.

A su regreso conservó la amistad con Sarmiento, Mitre, los descendientes de Florencio Varela, y Esteban Echeverría, entre otros.

ESEA: ¿Él fundó la aseguradora La Estrella?

VFUM: Sí, correcto. Era un hombre de carácter, con talento, lo que hoy llamaríamos un emprendedor. Fundó con otros compatriotas el Club del Progreso, fue Secretario de la Bolsa de Comercio, diputado y más tarde senador, y acometió la desafiante creación de la Compañía de Seguros la Estrella.

Hizo fortuna, lo que le permitió dar a sus hijos una buena educación. Los tres varones pasaron tres años por el colegio San José, de los padres bayoneses, y luego por el colegio Catedral del Norte. Ello los relacionó con hombres de la cultura, política y ciencias. Fomentó la curiosidad en los tres hermanos, los días domingos los llevaba a Palermo, cerca del río, donde juntaron las primeras piedras de variados colores y jaspes que se convertirían en piezas de colección.

En una de las visitas del sabio Germán Burmeister, recibieron de éste el consejo para armar un museo arqueológico, que luego, con el tiempo, se transformó en el actual Museo de Ciencias Naturales de La Plata.

Había mucho que hacer en el proyectado museo que funcionaba en el “Mirador” (torrecilla) de la casa paterna en calle La Piedad (hoy Bartolomé Mitre y Uruguay), con tres secciones, “historia del hombre”, “reino mineral” y “paleontología”, los obligaba a tareas comunes entre ellas cepillar fósiles y pinchar insectos, y otras propias de cada uno, como la exclusiva de etiquetar las piezas a cargo de Josué por su “buena letra redonda”. Simultáneamente abordaron la colección de estampillas. Luego de unos años Francisco y Josué acordaron  disolver la sociedad, dar por concluido el contrato que los unía. Pancho siguió con el museo y Josué y Eduardo con las estampillas.

ESEA: ¿Entonces, uno de sus hijos fue Josué Nemesio Moreno? ¿Cuándo nació y falleció, y cómo fue su vida?

VFUM: Sí. Las fechas de Josué son de fácil de recordación, ya que tenemos la del año de su nacimiento en Buenos Aires el 31-10-1853, cuando se aprobó la Constitución argentina adaptando la forma de gobierno representativa, republicana y federal; y de bautizo 22-01-1854, cuando Sarmiento y Vélez Sarfield escribían en el periódico “El Nacional”, y Héctor y Mariano Varela fundaban “La Tribuna” y “Los Debates” de Mitre.

Entrados en la adolescencia, su padre Francisco Facundo arrienda para sus hijos una casa en Florida 128. Actuaban como dueños de casa Pancho, Josué y Eduardo.

Eran de tener muchos amigos. Josué Nemesio con algunos, se iban a almorzar al Bier Quelle, un buen restaurante que había en la calle Cangallo entre Florida y Maipú, en el que recorrían una colección de fiambres y ensaladas con chopp doble, como dos héroes alemanes; y Josué pagaba el almuerzo ese día, si le tocaba, siendo difícil impedirle pagar siempre.

Se casó en 1879 con María Socorro Vivot Sáenz Valiente, nacida en Buenos Aires,  fallecida en 1952, hija del coronel Juan Francisco Vivot Farran y Florencia Clara Sáenz Valiente Ituarte. Padres de: Juana María Florentina Moreno Vivot; Juana María Mercedes Moreno Vivot; Josué F. Moreno Vivot; Juana María Isabel Moreno Vivot; Josefina Moreno Vivot; Alejandro Justiniano Moreno Vivot; Carlos Justiniano Moreno Vivot, mellizo del anterior.

Falleció, a los 62 años, de una enfermedad mortal, en Martínez, el 14-07-1915, cuando en Europa tenía lugar la trágica primera guerra mundial.

Josué Moreno fue enterrado en el cementerio del Norte, sin clarines, sin conscriptos, sin honores, pero con el homenaje integral de la sociedad en que vivió.

ESEA: ¿De qué manera el Sr. Josué Nemesio Moreno se involucró en las actividades del Perito Moreno?

VFUM: Josué Nemesio, con lealtad, respeto y cariño ayudó a su hermano mayor Pancho, cuando decidió formar el museo arqueológico, cuando se aventuró en la Patagonia, y cuando asumió la responsabilidad de Perito argentino en la delimitación de límites, siempre a su lado.

Algún recuerdo, de esa faceta íntima y familiar, resultó como cuando en 1875 estando el Perito en la Patagonia escribe a su padre con la siguiente instrucción: ‘Dile a Josué que en vez de 5 libras de café me mande media arroba ya molida porque en caso de que se concluya el azúcar, el café bueno no es desagradable tomándolo solo’.

O cuando se dirimía la cuestión definitiva de límites con Chile que llevaba sesenta años pleiteando; al final del conflicto, en 1902, escribe el Perito, que se encontraba de regreso de Londres, a su hermano Josué: ¿-Al llegar  deseo ir unos días al campo y que su hermano menor Eduardo los recoja. Por cuatro o cinco días, quiere reunirse con sus tres hermanos. No sólo fueron hermanos, además fueron compinches’.

ESEA: ¿A cuáles actividades económicas se dedicó Josué Nemesio Moreno a lo largo de su vida?

VFUM: Desde muy temprana edad, asumió responsabilidades pues su padre, que había comenzado a trabajar a los 13 años, inculcó en ellos ese sentido del deber a partir de esa edad. Un muy amigo suyo, Julio Costa, recuerda que solía pedirle que lo acompañara (en tranvía) hasta media cuadra antes de llegar al puente Grande de Barracas, a cobrar él el alquiler de una casita que había adquirido ya, con las economías de sus cortas entradas mensuales. ¡Economista precoz!

Por entonces, había mucho trabajo en la compañía de Seguros La Estrella. Su padre (Francisco Facundo Moreno, uno de los fundadores), los puso a disposición del señor Villalba, empleado de la compañía, que era el encargado de someterlos a una prueba de aptitudes. Allí estuvieron durante las vacaciones sin que se notase ‘que eran hijos de papá’, llenando pólizas, archivando documentos, atendiendo clientes, y constituyéndose en la mejor experiencia de lo que después vino la revelación.

En el informe que por escrito hizo Villalba se expresaba: ‘-Señor Moreno: de sus hijos Josué y Eduardo sí voy a sacar algo; de Pancho, nada, pues se la pasa estudiando huesos’. Así se halló el joven Josué en la multitudinaria y complicada gestión de los seguros, colaborando con su padre.

ESEA: ¿Años más tarde, Josué Moreno fue uno de los Fundadores de la actual Asociación Argentina de Compañías de Seguros?

VFUM: Efectivamente. Quienes de él han hecho su panegírico, recuerdan a Josué Nemesio como noble, caballero, cordial, de trato franco y leal, como si en vez de luchas durante cuarenta años en el ambiente de las grandes empresas comerciales, hubiera dedicado su existencia al cultivo de los sentimientos íntimos y amables.

Siempre dispuesto a sacrificar el interés inmediato del negocio a un interés de orden superior. Como cuando comprometió su capital en un empréstito interno para aliviar las finanzas de la República.

Ya dije que desde muy joven comenzó a trabajar. Mientras sus amigos, andaban de aquí para allá, charlaban, soñaban, él en este país, hacía sociedades anónimas y de seguros, las que luego se desenvolvieron y culminaron bajo su dirección.

Así, la idea de la utilidad social entró por mucho en alguna de sus empresas, en especial en la Compañía Industrial y Edificadora La América, fundada por él, de la que luego fue  Director y Gerente.

Así, fue fundador de la Asociación de Aseguradoras Argentinas, siendo presidente honorario a la fecha de su fallecimiento; y continuador tras la muerte de su padre en la dirección de la compañía de Seguros La Estrella.

ESEA: Por último, ¿qué puede comentar sobre el libro que Ud. está escribiendo sobre la vida de Josué Moreno?

VFUM: Poco se sabe de Josué Moreno, de quien hay bastante que decir pues fue un representativo singular de su generación en orden al desenvolvimiento de los intereses colectivos del trabajo y de la riqueza, que son los que hacen al país, como lo recordaron sus amigos a la fecha de muerte.

El libro que deseo concluir, como en el anterior, “Historias Inéditas del Perito Moreno”, recoge especialmente otras curiosidades de la familia directa y colateral (hermanos, hermanas, hijos, etc.) del Perito Moreno y María Ana Varela, no reveladas, ricas, discretas, dramáticas, simpáticas, de actualidad, escuchadas en mi casa paterna de calle Echeverría, y que pretendo transmutar en palabras, espero, con algún acierto.

Aníbal Cejas