Domingo al mediodía ¡y vaya doloroso juego de palabras!, el whatsapp nos informaba: “Queridos amigos, ayer, 2 de febrero, nos dejó Domingo López Saavedra (…)”.
Noticia que no nos sorprendía, porque desde noviembre su familia ya había hecho saber a sus amigos, que el estado de salud del “negro” había entrado en un proceso irreversible. Pero noticia que uno nunca quiera recibir y a la cual no se resignaba.
Ante la cruda realidad, el recorrido ineludible: trazar una semblanza del maestro, del amigo…, y rápidamente pedir a un grupo de profesionales que lo conocían “desde siempre”, que nos hicieran llegar algunas líneas para -en el news del jueves- rendirle un homenaje.
Luego, a mi cargo, la crónica “de manual”, debería estar encabezada así: “Domingo Martín López Saavedra había nacido el 5 de julio de 1933, y se graduó de abogado el 14 de junio de 1956…etc., etc.”
Pero no será así. Me niego a hacerla porque conllevaría una frialdad que la calidad humana del “negro” no se merece.
Tampoco reseñaré sus logros profesionales, sus libros, etc., ni incluiré los adjetivos que se merece. Sería redundante, porque de ello ya se han ocupado, quienes nos hicieron llegar los mensajes que de inmediato reproduciremos. Y por cierto que adhiero a todos ellos.
Prefiero quedarme con una anécdota que lo pinta de cuerpo entero y ratifica dos adjetivos reiterados en los mensajes: su humildad y su generosidad.
A principios del 2012 con mi amigo, el ingeniero Eduardo Galeazzi, habíamos decidido poner en marcha un ambicioso proyecto: El Seguro en acción, y el esquema preveía que mi columna “Cortito y al pie…”, siempre fuera acompañada por notas técnicas de envergadura.
Y los profesionales que encabezarían la lista serían “el Juanca” Mariani, Carlitos Facal y el Mingo, en la primera edición, mientras que nuestros queridos Nancy Vilá y Amadeo Traverso ocuparían la segunda grilla (no por prelación, sino por razones de tiempo).
Llamé a Domingo, convenimos la cita, e hice el recorrido habitual: hasta San Martín 662 (su oficina), para luego caminar juntos hasta 25 de Mayo 756 y mantener allí otro de los (para mí) enriquecedores encuentros, en largas y bien regadas tenidas en su restaurante preferido: Sabot. Gratificante rutina que periódicamente veníamos repitiendo desde los tiempos de SIDEMA (léase septiembre de 1984).
Y llegó el momento del pedido concreto: por favor, acompañamos con una nota en la edición inicial. Respuesta negativa: desde hacía un largo tiempo había dejado de escribir, y su ritmo de trabajo había decrecido notablemente.
Pero la tozudez portuguesa pudo más y accedió, de puro noble que era, a “tirar” dos líneas sobre un tema. Eligió las tasas aplicables en las sentencias. Y en sólo 14 líneas, compendió toda su experiencia en la materia. Pase, lea y compruébelo…
De todas las vivencias, elijo hacer pública sólo ésta, porque fue “un mimo” hacia el amigo, y un lujo editorial.
La otra inmensa cantidad de vivencias, quedan en un lugar muy especial de mi corazón. Porque, bien lo decíamos con él: “entre negros no hay olvido” (¿Te acordás de la anécdota?).
Chau Mingo…
Raúl Jorge Carreira
raul@contacto-asegurado.com
MENSAJES RECIBIDOS
Se fue un compañero de la facultad, un amigo, un colega, un estudioso, un caballero, un contrincante jurídico.
Éramos contemporáneos .Fuimos a la misma facultad, la de aquellos años políticamente difíciles pero con grandes profesores: los dos Legón, Jiménez de Asua, Borda y tantos otros que ya no recuerdo.
Yo siempre oía los exámenes de todos mis compañeros, y por la letra de mi apellido, yo siempre quedaba para el final. Oí exámenes de Domingo muchas veces; siempre brillantes. Nos recibimos en el mismo año. Muchos años después, cuando me acerqué al Seguro, volvimos a vernos en el Club de Abogados de Seguros, y luego en AIDA.
Cuando en los 90 se abrió el mercado al reaseguro privado, ambos nos metimos en el tema, y compartimos congresos nacionales e internacionales, conferencias, etc.
También escribimos sobre el tema: en 1992 la reaseguradora GENERAL RE (recién instalada en la Argentina), le publicó a Domingo Martín López Saavedra el libro « Seguros Marítimos Sobre Mercaderías». y en 1999 Domingo publicó en LA LEY -unto a Héctor A. Perucchi- su excelente libro « El Contrato de reaseguros» que, con su ampliación muchos años después ha sido junto con el «Manual de Reaseguros» de su íntimo amigo Ariel Fernández Dirube, el abecé del conocimiento del reaseguro en la Argentina.
Se fue mi contrincante. Año 2005, AIDA Argentina expuso en el Congreso del CILA en México la ponencia » LEY APLICABLE AL CONTRATO DE REASEGURO». Éramos sus autores Domingo y yo. Trabajamos arduamente para conciliar criterios, pero como estábamos totalmente en desacuerdo en si el reaseguro era de naturaleza de responsabilidad civil o seguro de deuda, pusimos las dos teorías sin mencionar cual era la sostenida, a muerte, por cada uno. Pacto de “caballeros”.
Hermosos recuerdos compartidos por muchos. Luego de un encuentro de reaseguros en Miami, estuve con Domingo y su esposa, toda una Pascua. Nunca fui tantas veces a misa.
Adiós al amigo. Adiós a un jurista serio, profundo y generoso en sus conocimiento. AIDA rama Argentina lo tuvo en su seno.
Dra. Nancy Anamaría Vilá
Domingo López Saavedra, a quien conocí cuando iniciaba mi carrera profesional exhibió, sin alarde, durante toda su fecunda vida, sus cualidades humanas para con el prójimo y para con sus pares, respecto de las cuales siempre estuvo dispuesto a brindar a quien lo necesitara, su criteriosa opinión basada en los conocimientos adquiridos desde sus profundos estudios y un excelente ejemplar ejercicio de la profesión de abogado.
Domingo se ha ido físicamente, pero su obra fecunda quedará en los anales del derecho del seguro: un ejemplo a imitar.
Juan Pablo Chevallier-Boutell
Aún conmovida por la desaparición física del Dr. Domingo López Saavedra, me uno sentidamente a las palabras en su homenaje y envío mis condolencias para su señora e hijos.
Bien digo desaparición física, pues él seguirá siempre presente en nuestras mentes y corazones, a través de su legado no sólo doctrinario (tan importante), sino también como excelente persona y amigo que fue en su vida, lo cual deja huellas imborrables.
La ida de Domingo a un mundo mejor, me trae recuerdos felices y vívidos. Por un lado, pensar en que Domingo no esté más en este mundo, pues ciertamente estará feliz en el cielo siendo él un devoto cristiano, es por el otro, volver a verlo en los Congresos de AIDA (Asociación Argentina de derecho de seguros) o de AUDM (Asociación Uruguaya de derecho marítimo), siempre con esa agudeza mental, ese don de oratoria y esa simpatía propia de los grandes profesores. También es verlo generoso con sus conocimientos, enviando el material que uno precisaba, dedicando libros, como cuando recibí de él su libro sobre la Ley de Seguros Argentina comentada y anotada, hermosamente dedicada. Asimismo, me recuerda el compartir amistad, como cuando nos veíamos con la familia en Punta del Este o en Buenos Aires, aprovechando mis idas a dar clases a la UBA.
En fin, para quienes somos creyentes, como él lo era, esto es sólo un paso hacia un mundo mejor, donde seguramente Domingo esté saludable y en paz. A los que nos toca por ahora quedarnos, lo que nos queda es recordarlo como un gran maestro, dedicado doctrino en seguros, reaseguros y en derecho marítimo y, sobre todo, como una generosa persona, en toda la amplitud que la palabra generosidad puede abarcar.
Descanse en paz Dr. Domingo López Saavedra, en la seguridad de que intentaremos aplicar sus enseñanzas y seguir el camino de su legado profesional y humano.
Dr. Andrea Signorino Barbat, desde Uruguay
La noticia me entristece y a la vez me da fuerzas. La partida del Doctor Domingo López Saavedra significa una gran pérdida en lo humano y profesional para quienes, como yo, tuvimos la suerte de conocerlo y aprender de él todo lo que nos dejó con su amena y cálida forma de explicar hasta lo más difícil en el Derecho del Seguro.
Se nos adelantó en el tiempo, nada más que eso, un gran profesional y estudioso del mundo del seguro, quien con la sencillez que sólo los «grandes » poseen, nos hizo conocer y gustar de esta especialidad que es el Seguro.
Su paso físico fue muy importante. Dejó enseñanzas en cada seminario, en cada charla de amigos, en cada reunión de café, luego de intensos debates en las mesas de congresos y jornadas sobre el seguro y reaseguro. Su obra intelectual, sus ideas y su forma de pensar nos acompañará por siempre en nuestra memoria y mejores recuerdos.
Es lo que puedo expresar ante la partida de un gran Maestro del Derecho del Seguro.
Dr. Marcelo Aquilano
Domingo López Saavedra no fue sólo un jurista destacado y un abogado de fuste. Por sobre todo, fue una excelente persona y un amigo sin dobleces.
Cuando alguien que hemos apreciado y querido muere, deja en nosotros el hueco de su ausencia. Esa faceta de cada uno de nosotros que existía con él desaparece, y nada podrá llenarla. Tendremos o mantendremos otros amigos, pero la relación con Domingo se fue con él. Claro está que deja en cada uno de nosotros enseñanzas, experiencias, huellas de su afecto, que nos acompañarán hasta que vayamos a reencontrarnos con él.
Dr. Luis Armando Carello
La noticia del fallecimiento de Domingo, me ha entristecido profundamente.
No quiero referirme a su vasto conocimiento del derecho y especialmente del derecho de seguros, que es conocido por todos y manifiesto. Quiero resaltar su enorme valor como persona.
Tuve el honor de poder compartir con él la redacción de un proyecto de reforma de la Ley de Seguros y algún otro tema profesional, en los que pude constatar su trato cordial y amistoso, con quienes no estábamos a su mismo nivel.
Quien trataba con él, se enriquecía, participando de sus conocimientos y de sus valores morales.
Comparto con él las mismas creencias, por lo que esto no es un adiós, sino un hasta pronto.
Dr. Ramón Pablo Massot
Infausta noticia la muerte de Domingo Lopez Saavedra, cariñosamente “El Negro”, a quien queríamos por su forma de ser, y admirábamos como brillante jurista, dotado de un acabado conocimiento de la actividad aseguradora y reaseguradora.
He tenido con él una profunda relación de amistad personal durante muchos años, y pude apreciar sus cualidades humanas y profesionales. Sintéticamente ha dicho de él Amadeo Traverso dando cuenta de su fallecimiento: gran persona, notable jurista y enorme caballero. Agrego: lo distinguía su hombría de bien, su juicio criterioso y equilibrado, con un exhaustivo conocimiento del seguro y del derecho.
Nunca advertí en él una reacción intempestiva; sabia escuchar y vertía su juicio con toda mesura fundando sus sólidas convicciones con meridiana claridad expositiva. Nos enseñó a todos, y trató siempre de transmitir su saber y su experiencia a quienes compartíamos similares inquietudes en el derecho de seguros. Participaba activamente en todos los congresos, jornadas y simposios que se celebraran en el país y en el extranjero, dejando la estela de su gran erudición, no exenta de sabia humildad. Sus libros, colaboraciones y ponencias en los congresos y convenciones de aseguradores, han dado cuenta de su versación, a lo que adunaba un amplio conocimiento del derecho comparado. Hombre de consulta permanente en el mercado asegurador argentino, cuya opinión -reconocidamente fundada-, era apreciada por los aseguradores y reaseguradores del país y del exterior.
Siento enormemente la desaparición física del Negro. Para seguir aprendiendo, nos quedan sus obras y opiniones jurídicas. Pero lo principal, y es lo que nos trasciende, es el afecto que cimentamos en tantos años de estrecha y sincera amistad.
Dr. Norberto Pantanali
Conocí a Domingo López Saavedra cuando abracé el estudio del Derecho de Seguros, de la mano de Rubén S. Stiglitz (también, recientemente desaparecido y quien hubiese cumplido años el mismo día del fallecimiento de Domingo).
Quizás fue el afecto que le dispensaba a Lito Stigltiz lo que hizo que por propiedad transitiva me distinguiera con su amistad desde inicio, sin retaceo. Eran su humildad y bonhomía tales que era fácil sentir su estima. Tanto más cuando era capaz de escuchar y aceptar opiniones o criterios, dándolos por buenos a pesar de ser distintos a las propios, con una generosidad sólo comparable a cómo compartía sus saberes.
Su recuerdo permanecerá en nosotros, quienes lo conocimos y apreciamos, será un modelo su incansable estudio y dedicación al Derecho de Seguros.
Dra. María Fabiana Compiani
El Instituto del Derecho de Seguro del Colegio de Abogados de la ciudad de Rosario, su Comisión Directiva y todos sus miembros, lamentan el fallecimiento del Dr. Domingo López Saavedra, prestigioso profesional de nuestra especialidad con el que contamos desinteresadamente en innumerables ocasiones para la participación, en nuestro medio, en Cursos, Conferencias y editoriales, demostrando siempre su alta calidad humana.
Hacemos llegar nuestros respetos y condolencias a toda su familia.
Dra. María Claudia Rosés. Presidenta
Inmensa tristeza para mí, que tuve la suerte de compartir una larga y sólida amistad. De su sabiduría y bonhomía no hay nada que decir; todo el mundo ha sabido de su condición ética. Inolvidable negro, ¡cuánto nos dejaste de bueno!.
Un abrazo desde la larga distancia.
Dr. Valmy Ansaldi
En mi carácter de Presidente de la Asociación Argentina de Derecho de Seguros (AADS), rama argentina de la Asociación internacional de Derecho de Seguros (AIDA), manifestamos nuestro profundo pesar por el reciente fallecimiento de quien fuera un ilustre socio de nuestra Institución, así como permanente integrante y colaborador de su Comisión Directiva.
En su quehacer, Domingo López Saavedra dejó una perdurable huella, lo que se comprueba no sólo por el brillo de sus logros académicos en el campo del Derecho Marítimo y del Derecho de Seguros y Reaseguros, sino también por la repercusión que la triste noticia ha tenido en nuestro país y en Iberoamérica.
Estos días hemos recibido las muestras de pesar y las condolencias de gran cantidad de socios y de la totalidad de las secciones nacionales que componen el CILA (Comité Ibero-Latinoamericano de AIDA), quienes destacaron, especialmente, sus condiciones humanas y sus excelsos aportes científicos, los que trascenderán y fecundarán el estudio de las generaciones futuras de tan importantes ramas del Derecho.
Sirvan estas líneas como un homenaje al hacedor incansable y humilde que tanto dio al Derecho argentino.
Dra. María Fabiana Compiani -Presidente de AADS (Asociación Argentina de Derecho de Seguros), rama nacional de AIDA (Association Internationale de Droit des Assurances)
No podría precisar cuándo conocí al Negro López Saavedra. Pero fue hace muchos años, y lo que sí puedo señalar es que fue uno de esos acontecimientos que uno puede agradecer a la vida. Desde aquel momento, tuvimos una linda amistad, que se basaba en la profunda confianza personal y profesional que nos teníamos. Naturalmente, fue él quien podía confiarme temas profesionales. Recuerdo que mi primera actuación como árbitro se originó en una propuesta del Negro, que insistió en la solución arbitral de un conflicto ante la renuencia de su cliente, que veía la cuestión perdida. No olvido cómo celebramos con Domingo la resolución favorable. También me confió la Jefatura de Equipo cuando su Estudio ganó una licitación del Banco Mundial, para la reforma del marco normativo de la actividad aseguradora.
Pero a pesar de esa preeminencia y de su capacidad, tenía la actitud de consultarme, sin empacho, algún tema que le preocupaba o le generaba dudas. Teníamos entonces, para mi satisfacción, lindas tenidas de nuestro tema común del seguro, no exentas de alguna polémica, que las enriquecía.
Más allá del abogado, estaba un tipo muy especial, con el que cualquier tema era motivo de interesante intercambio, y un anfitrión de primera (siempre extrañaré aquellas reuniones veraniegas que uno no quería que terminaran).
Podría decir que “los López Saavedra y los Toribio” veníamos como en escalones sucesivos: el Negro mayor que yo, yo mayor que sus hijos y éstos mayores que mi hijo Santiago.
Como un cierre especial les cuento que las dos puntas de esa secuencia desarrollaron una amistad entrañable, más allá de la diferencia de edad y Dios mediante (esto último lo entenderán los que lo conocían bien).
Hasta siempre, Negro.
Dr. Eduardo Alberto Toribio
Con mucha tristeza recibí la noticia del fallecimiento de mi querido amigo Domingo López Saavedra. No sólo fue un brillante profesional del Derecho del Seguro durante décadas, enseñando y asesorando a todos los que hemos transitado por la actividad aseguradora argentina y latinoamericana sino también una excelente persona y amigo. Durante años, décadas, fuimos periódicamente a almorzar a su querido restaurante Sabot, donde dialogamos sobre los más variados temas. Fue de gran ayuda durante mi gestión en la AACS.
Sin dudas, lo voy a extrañar como creo también lo extrañará todas las personas que tuvieron el privilegio de conocerlo y compartir momentos con él. Mis saludos muy especiales a su mujer e hijos en particular y a todos sus familiares en general.
Lic. Francisco Astelarra -Secretario General FIDES
Lamento profundamente el deceso del Dr. Domingo López Saavedra, distinguido abogado que supo prestigiar el Derecho de Seguros. Mucho hemos aprendido de su sabiduría, caballerosidad y hombría de bien. Mis condolencias para toda su familia, su equipo de trabajo y colegas amigos, pues quedará un vacío difícil de llenar.
Dr. Guillermo H. Bolado
El fallecimiento de Domingo López Saavedra entristece a toda la comunidad del derecho de seguros y del derecho marítimo. A su partida nos deja todo su enorme legado intelectual, tan reconocido en la Argentina como en muchos ámbitos del exterior.
En esta breve despedida, no quisiera dejar de hacer presente al menos otro de los muchos aspectos que Domingo entrañó: su calidad humana, su caballerosidad, bonhomía, generosidad y prudencia, incluso para disentir con quienes expresaban diferentes ideas en el derecho de seguros.
Domingo partió pero, junto a su vasta obra intelectual, sin duda nos dejó otro tanto en valores. Compartimos con su familia y con toda la comunidad este momento de tristeza, de despedida, pero también de enseñanzas y de vivos ejemplos que perdurarán.
Dr. Felipe F. Aguirre
Un gran profesional y mejor persona, el «negro» siempre disponía de tiempo para compartir sus conocimientos con quien quisiera escucharlo, y guardo con especial afecto varias charlas sobre la responsabilidad civil y el seguro, que me nutrieron en mi tarea docente (además de varias visitas a nuestro programa).
Hasta luego Domingo. Tu legado perdurará por siempre.
Lic. Fernando G. Tornato – «Tiempo de Seguros»
Domingo López Saavedra fue una persona con múltiples y variados perfiles de actuación, en todos los cuales tuvo un desempeño que no pasaba desapercibido, pero se destacaba como un hombre de profundas convicciones y valores que presidieron su vida familiar y profesional.
Era difícil no advertir esta condición y por eso concitaba una espontánea simpatía que se acentuaba con el trato personal, en el que ponía siempre una cuota de humor y un talante a la vez agudo y ocurrente. Es una de esas personas cuya desaparición deja la sensación de lo que no se disfrutó suficiente; que uno hubiera querido aprovechar más, con el sentido egoísta de enriquecerse con la generosidad de su naturaleza.
Su tránsito no provoca pesar, sino la nostalgia que produce el alejamiento de alguien que esperamos reencontrar.
Dr. Dante Cracogna
El Dr. Domingo López Saavedra fue un gran y querido amigo. Sus condiciones como docente lo llevaron a ser uno de los profesores más requeridos en Derecho de Seguros. Su hombría de bien, su caballerosidad y su capacidad de estudio, lo colocaron desde muy joven en un sitial de preferencia.
Personalmente experimenté todas estas sensaciones cuando lo convocaba para que viniera a dictar clases en los cursos de posgrado que vengo realizando casi todos los años en esta ciudad de Rosario en la Universidad Católica Argentina, facultad de derecho de la Universidad Nacional de Rosario y Universidad Abierta Interamericana.
También sus innumerables publicaciones, tales como La Ley de Seguros Comentada y Anotada, entre otras, indican la calidad profesional que tenía.
Quiero destacar, además, su profunda fe religiosa, que lo hacía detenerse en la ciudad de San Nicolás cada vez que venía a Rosario, para saludar a la Virgen del Rosario de San Nicolás.
Querido “negro”, con estas palabras me despido de vos con un hasta pronto, haciéndote saber que te mantengo en mi memoria.
Dr. Eduardo Mangialardi
Quiero expresar el sentimiento de pesar que me provoca el fallecimiento de este gran ser humano y jurista excepcional, a quien comencé a admirar por sus artículos en revistas especializadas, hace más de 40 años, y quien luego me brindara generosamente su amistad.
El Negro, para todos aquellos que lo pudimos disfrutar, tanto en su sabiduría, como en su bonhomía y su sentido del humor, deja una huella profunda no tan solo en el Derecho del Seguro, sino en la actividad aseguradora.
Lo vamos a extrañar.
Dr. Orlando J. Moreno
En los tiempos que vivimos, es un honor compartir la profesión que uno ama, con un maestro y un señor como Domingo López Saavedra.
Siempre me deparó un trato cálido y distinguido, lo que ha sido un honor en mi modesto recorrido profesional.
Mi abrazo al más allá y mis condolencias a toda la familia López Saavedra.
Dra. Ana María García Gregori