LA “VACUNA” PARA LA MOVILIDAD
Ya hemos manifestado la urgente necesidad de ocuparnos de los cambios en la movilidad social en la vía pública, que determina la realidad de una pandemia que genera enormes y radicales cambios en las prácticas, usos y costumbres generalizados de la sociedad.
El desafío es enorme. Sin embargo, no solo es importante sino urgente que el Estado adopte y haga el seguimiento pertinente de políticas públicas en la movilidad que la hagan sustentable.
¿Cuáles serán las principales características de tales cambios?.
– TRANSPORTE PÚBLICO
A nuestro criterio en materia urbana tendremos dos grandes divisiones: las pequeñas y las grandes urbes DIFERENCIADAS BÁSICAMENTE EN POBLACIÓN Y DISTANCIAS ENTRE ORÍGENES Y DESTINOS de los viajes dentro de la ciudad que determinen la necesidad o no de SERVICIOS PÚBLICOS DE TRANSPORTE MASIVO DE PASAJEROS. Frente a esa necesidad, más que nunca la prestación de dicho servicio público, se transforma en un verdadero DERECHO HUMANO.
Es que, aunque resulte obvio, debe señalarse que una enorme cantidad de personas por diversas razones (edad, minusvalía, condiciones físicas, aptitudes y habilidades, distancias, topografía del terreno, clima, etc.), no pueden ser usuarios de vehículos de micromovilidad “variopintos” actualmente denominados VMP (patinetes y biciclos eléctricos), bicicletas y motos. Muchas entidades, profesionales y hasta sectores de gobierno parecieran “ignorar” esta realidad o por lo menos manifestar un “olvido” parcial de ella. Y de hecho desde el Sector Público se ha propiciado y fomentado la adquisición de estos vehículos de transporte individual con créditos “blandos”, entre otras medidas, sin adoptar políticas similares hacia el fomento del transporte público. Por el contrario, en algunos medios hasta se lo “demonizó” sosteniendo sin prueba científica alguna que era el principal transmisor o fuente de contagio del covid.
Es fundamental “BAJAR” del auto privado a los usuarios y privilegiar la circulación de medios colectivos de transporte público con carriles y hasta calles de circulación exclusiva para ellos, mayor cantidad de unidades y frecuencias con reconfiguraciones de su carrocería en función de garantizar cierto grado de salud orgánica, favoreciendo el distanciamiento entre pasajeros.
Habrá también que fomentar el desarrollo de estudios científicos a efectos de posibilitar avances tecnológicos en la sanitización de los servicios públicos de transporte.
– VULNERABILIDAD
Otro tema es la “vulnerabilidad” de los protagonistas de la movilidad ya que debemos sumar en el sistema, el aumento de usuarios más desprotegidos corporalmente para absorber lesiones (ciclistas, motociclistas y usuarios de VMP -Vehículos de Movilidad Personal).
– VELOCIDAD
También hemos manifestado que deberá reducirse substancialmente la velocidad máxima de circulación en la vía pública en las áreas de mayor concentración de viajes (Bancos, comercios, escuelas, tribunales, complejos deportivos, etc.).
A menor velocidad, mayor eficiencia en los tiempos de reacción y menor energía cinética a transmitir en el impacto, reduciendo la severidad de eventuales lesiones.
– INFRAESTRUCTURA VIAL
Para generar “Zonas 30” (Velocidad Máxima 30 km/h) se requiere mucho más que el mero establecimiento legal de la velocidad máxima. El rediseño de la infraestructura urbana, con estrechamientos y sendas peatonales en elevaciones de calzada y eliminación de direccionalidades rectas en la vía, el retorno a manos únicas de dirección para la totalidad de vehículos que circulan por ella, entre otras medidas, deben contribuir a hacer poco posible superar la velocidad máxima establecida. También deberán segregarse los tránsitos de vehículos pesados (con ángulos ciegos) del de los vehículos menores y a estos, de los peatones.
Como ya lo señaláramos, la llegada de la vacuna contra el covid19 generará un “respiro” pero es preciso realizar un balance de todo lo sucedido, instruir a la población y generar un nuevo conocimiento que nos permita afrontar nuevas epidemias.
Nosotros, desde la movilidad en la vía pública, también necesitamos una “vacuna”…
Dr. Eduardo Bertotti
Director ISEV