AUNQUE LLEGUE LA VACUNA…
Aunque llegue la vacuna para el covid19 ya no retornaremos a la vida
cotidiana y “normal” (¿?) que llevábamos antes de su irrupción. Este
virus de afectación masiva no es el primero (EBOLA, H1N1, SARS-CoV,
MERS) y mucho menos, el último…
Volvemos a un mundo donde somos más vulnerables que antes y, esa
vulnerabilidad, provocará enormes cambios en la vida e historia de la
humanidad, ya sea económicos, políticos y sociales. Pero…, “zapatero a
tus zapatos”, nos debemos ocupar de los cambios en la movilidad social
en la vía pública.
¿Cuáles serán las principales características de tales cambios?.
A nuestro criterio en materia urbana tendremos dos grandes divisiones:
las pequeñas y las grandes urbes diferenciadas básicamente en población
y distancias entre orígenes y destinos de los viajes dentro de la ciudad
que determinen la necesidad o no de servicios públicos de transporte
masivo de pasajeros.
Retornando al tema de la “vulnerabilidad”, a la de salud orgánica (virus
que generan la necesidad de aislamiento y distanciamiento social, de
higiene y elementos de protección sanitizante) debemos sumar el aumento
de usuarios más desprotegidos corporalmente para absorber lesiones; al
incremento fomentado de ciclistas y motociclistas habrá que sumar los
usuarios de vehículos de micromovilidad “variopintos” actualmente
denominados VMP (patinetes y biciclos eléctricos).
Es evidente que deberá reducirse substancialmente la velocidad máxima de
circulación en la vía pública en las áreas de mayor concentración de
viajes (Bancos, comercios, escuelas, tribunales, complejos deportivos,
etc.). Para generar “Zonas 30” se requiere mucho más que el mero
establecimiento legal de la velocidad máxima. Deberá rediseñarse la
infraestructura vial, “BAJAR” del auto privado a los usuarios y
privilegiar la circulación de medios colectivos de transporte público
con zonas de circulación exclusiva para ellos, mayor cantidad de
unidades y frecuencias con reconfiguraciones de su carrocería en función
de garantizar cierto grado de salud orgánica, favoreciendo el
distanciamiento entre pasajeros.
El rediseño de la infraestructura urbana, con estrechamientos y sendas
peatonales en elevaciones de calzada y eliminación de direccionalidades
rectas en la vía, el retorno a manos únicas de dirección para la
totalidad de vehículos que circulan por ella, entre otras medidas, deben
contribuir a hacer poco posible superar la velocidad máxima establecida.
A menor velocidad, mayor eficiencia en los tiempos de reacción y menor
energía cinética a transmitir en el impacto, reduciendo la severidad de
eventuales lesiones.
También deberán segregarse los tránsitos de vehículos pesados (con
ángulos ciegos) del de los vehículos menores y a estos, de los peatones.
Serán grandes desafíos, sin duda, partiendo desde el establecimiento y
seguimiento de políticas públicas en la movilidad que la hagan
sustentable desde todo punto de vista (sumando a los objetivos
tradicionales el de garantizar cierto grado de salud orgánica que
dificulte los contagios) y en la formación y habilitación responsable de
los conductores de los vehículos habituales y los nuevos.
Ya hemos también señalado que, en las megaciudades, estamos obligados a
generar un sistema integrado de los medios de movilidad de nuestra
sociedad con oferta de viajes combinando medios y analizando implementar
alternativas de movimientos diferenciados en espacio y tiempo
(distribución territorial y horaria de actividades).
La tecnología puede aportar excelentes herramientas e instrumentos de
administración y control del sistema (reserva y contratación de plaza en
el transporte o en el estacionamiento de vehículos, radares para
velocidades y detección de presencias en la via pública, etc.). El
futuro de las aplicaciones y las comunicaciones es enorme.
La llegada de la vacuna contra el covid19 generará un “respiro” pero es
preciso realizar un balance de todo lo sucedido, instruir a la población
y generar un nuevo conocimiento que nos permita afrontar nuevas
epidemias. Nosotros, desde la movilidad en la vía pública.
Dr. Eduardo Bertotti
Director ISEV