SI SÓLO FUERA LEGISLAR, QUÉ FÁCIL SERÍA TODO…

vilamEn las últimas semanas hemos visto propuestas legislativas tendientes a reducir la siniestralidad vial que continúan una lista de buenas intenciones con resultados poco felices. No solo es cuestión de legislar, también hay que poder ejecutar lo legislado.

Hemos escuchado hablar de proyectos de ley para prohibir fumar mientras se conduce, de “Tolerancia Cero al alcohol” o de limitación de velocidad en vehículos pesados. Nadie duda de las buenas intenciones pero en general se muere en eso…en las buenas intenciones y nada más.

En la Ciudad de Buenos Aires se propuso prohibir fumar mientras se conduce para evitar distracciones y accidentes con la potencial caída de cenizas sobre el cuerpo del conductor. Todos sabemos a esta altura de los acontecimientos que cualquier distracción es mala. Por lo tanto prohibamos las distracciones, todas, sin excepción. Sancionemos a quien sintoniza la radio, o a quien mira la altura de una calle, o quien observa los carteles publicitarios. Hay un par de inconvenientes, como por ejemplo, quien va a controlar todo eso o quien se va a encargar de concientizar y educar a los automovilistas. Por otro lado, le preguntaría a los Sres. Legisladores que presentaron este proyecto, si conocen la cantidad de siniestros que se produjeron a causa de encender un cigarrillo. La respuesta es conocida: Ni idea. Esto es lógico ya que la estadística no existe y se suele legislar con muy poca información.

Algo parecido ha pasado con la “Tolerancia Cero” al alcohol, en la cual en lugar de legislar para sancionar severamente e incluso encarcelar a quien maneje borracho se prefirió fijar un límite técnicamente ridículo que no lleva a mejores resultados. Asimismo, para desalentar realmente a quien comete la negligencia de conducir luego de haber ingerido alcohol, el mejor método son los buenos controles, ya que como dijimos, con declamar no se soluciona mucho. En el caso concreto de Córdoba, ya van 13 meses que pedimos las estadísticas siniestrales de la provincia y la influencia que ha tenido la declaración de “Tolerancia Cero al alcohol”. Las respuestas evasivas son por demás creativas y van desde que hay que pedirlas en la justicia, o que hay que solicitarla por carta en mesa de entradas de la gobernación o, lo más increíble, que esa no es una información pública.

Por el lado de Salta el tema no está mucho mejor. El Director General de Coordinación de Tránsito, Miguel Angel Sosa, aseguró que el número de accidentes se incrementó por la imposibilidad de realizar controles en las calles de la ciudad. La exposición de Sosa, desnudó la realidad. «Hace cuatro meses no se trabaja con alcoholímetros», aseguró el funcionario, quien agregó que el municipio contaba con cinco aparatos de este tipo pero que en febrero no se les realizó la homologación necesaria por lo que quedaron inutilizados. Sosa también remarcó que por la falta de elementos laborales no se están realizando controles nocturnos los fines de semana. A la falta de lo anteriormente mencionado se le suma también la caída del convenio que Tránsito mantenía con la Policía de la Provincia para trabajar de manera conjunta con los controles vehiculares. Ante esta situación el referente de la Subsecretaria de Transito indicó que «la falta de previsión para seguir realizando esas tareas» generó un incremento notable en el número de accidentes viales y remarcó «Hay un descontrol de todo el sistema».

Es más que evidente que con sólo legislar no alcanza y mucho menos si las legislaciones tienen un débil sustento técnico.

Este último fin de semana se conoció la decisión de limitar la velocidad de aquellos vehículos 0 km., de transporte de carga y pasajeros, como así también de los fabricados durante el año 2015. La medida en si misma ya tiene paralelos en otros lugares del mundo y puede resultar muy positiva porque sabemos que la velocidad es enemiga de la seguridad. Aunque aún no se saben muchos de los detalles de esta disposición, es conocida nuestra vocación latina por transgredir, y así como se puede intervenir sobre un vehículo con gestión electrónica para limitar su velocidad, también se lo puede volver “a tocar” para quitar dicha limitación, por lo que se debe pensar en métodos “a prueba de avivados”. En este punto nos volvemos a preguntar…¿alcanza solo con legislar?, ¿Quién va a hacer los controles?, ¿Qué hacemos con los camiones y ómnibus extranjeros?, ¿Qué pasará con los vehículos fabricados con anterioridad al 2015?

Legislar no alcanza, hay que legislar bien y después de haberlo hecho hay que controlar, educar y concientizar para que las medidas empiecen a rendir frutos, de lo contrario seguiremos alimentando el cementerio de letras.

Ing. Fabián Pons

Presidente de OVILAM

 

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