
En el marco del 114° Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) ha presentado un dosier estadístico que examina la situación de las mujeres en Argentina, cubriendo aspectos clave de su vida, como el perfil demográfico, las trayectorias educativas, la participación laboral, las brechas salariales, la informalidad en el trabajo, el acceso al sistema previsional y las tareas de cuidado no remuneradas. Este informe sintetiza los datos obtenidos de censos nacionales, encuestas de hogares y estudios recientes, brindando una visión amplia sobre los avances y los desafíos que enfrentan las mujeres en el país.
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Envejecimiento de la población y feminización de la vejez
La población argentina está envejeciendo debido a la disminución de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida. Este proceso afecta más a las mujeres, ya que viven más tiempo que los hombres. Como resultado, la proporción de mujeres en la población de 65 años y más es mayor que la de los hombres. Este fenómeno también se observa en el grupo de personas mayores de 80 años, donde hay 228 mujeres por cada 100 hombres. Esto implica que las mujeres tienen más probabilidades de vivir solas y de necesitar apoyo en su vejez, tanto en términos de salud como de asistencia social.

Distribución geográfica del índice de feminidad
En el Censo 2022 se observó que las provincias de la Patagonia tienen los índices de feminidad más bajos, mientras que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene el índice más alto del país. Estas diferencias pueden estar relacionadas con factores como el acceso a servicios de salud y las expectativas de vida en cada región.

Descenso de la fecundidad
El promedio de hijos por mujer ha disminuido de 1,7 en 2001 a 1,4 en 2022. Esta disminución refleja cambios en las decisiones reproductivas de las mujeres, quienes optan por tener menos hijos o postergar la maternidad para priorizar otros aspectos de sus vidas. En particular, en el grupo de mujeres jóvenes de 19 a 24 años, la proporción de quienes tienen hijos pasó del 38,4% en 2010 al 28,3% en 2022.

La baja en los niveles de fecundidad se intensifica en el grupo de edad más joven. Entre 2010 y 2022, las mujeres de entre 19 a 24 años disminuyeron la tenencia de hijos nacidos vivos algo más de 10 puntos porcentuales, y las de 25 a 29 años casi 6 puntos porcentuales

Mayor acceso y permanencia en el sistema educativo
Las mujeres tienen un mayor acceso a la educación que los varones. El 99,2% de las niñas de entre 6 y 11 años asisten a la escuela, cifra que desciende a 97,3% entre los adolescentes de 12 a 17 años y a 50% entre las mujeres de 18 a 24 años. Sin embargo, en este último grupo, la asistencia escolar de las mujeres supera a la de los varones (42,1%).

Nivel educativo alcanzado
En cuanto a la educación superior, el 36,4% de las mujeres de 25 años o más ha alcanzado el nivel terciario o universitario, mientras que el porcentaje de varones es del 28,8%. Además, el 27% de las mujeres no completó la secundaria, en comparación con el 36,5% de los varones.

Elección de carreras y segregación de género
Las mujeres dominan las inscripciones en las carreras de ciencias de la salud (76,3%) y ciencias humanas (72,6%), pero su participación en ciencias aplicadas es solo del 40,8%. Esto refleja una segregación de género en las elecciones profesionales que afecta la inserción laboral de las mujeres en áreas con mayor remuneración.


Mientras que 76 de cada 100 personas inscriptas en ciencias de la salud son mujeres, en las ciencias aplicadas representan 41 de cada 100
Participación laboral y tasas de empleo
A pesar de tener mayores niveles educativos, las mujeres participan menos que los hombres en el mercado laboral. La tasa de actividad femenina es del 50,6%, frente al 70% de los varones. Además, la tasa de empleo de las mujeres es del 46,8%, mientras que la de los varones alcanza el 66,1%.

Entre las mujeres de 14 a 29 años, la tasa de empleo es del 35,7%, y entre las de 30 a 64 años es del 65,6%. Sin embargo, entre las mujeres de 65 años o más, la tasa de empleo cae al 9,6%, mientras que la de los varones es del 21,7%.
Tasa de informalidad laboral
La tasa de informalidad laboral es más alta entre las mujeres, con un 39,3% frente al 36,7% de los varones. Esta diferencia refleja la dificultad que enfrentan las mujeres para acceder a empleos formales y los beneficios de seguridad social. Las mujeres también tienen mayor presencia en sectores como la salud y la educación, con un 23,9% de mujeres ocupadas en estos campos, frente al 28,4% de varones en la industria manufacturera y la construcción.

Además de presentar tasas de actividad más bajas que los varones, las mujeres tienen tasas de subocupación más altas que ellos

Los indicadores laborales presentan diferencias entre las mujeres cuando se toma en cuenta sus ingresos. La tasa de empleo de las mujeres en hogares de menores ingresos es casi la mitad de las del quintil más alto.
El trabajo doméstico y de cuidado no remunerado sigue siendo asumido en su mayoría por las mujeres. El 91,7% de las mujeres realiza estas tareas, comparado con el 75,1% de los varones. Las mujeres dedican en promedio 6 horas y 31 minutos al día a estas actividades, mientras que los varones dedican solo 3 horas y 40 minutos.
En los hogares con demandantes de cuidado, las mujeres dedican un promedio de 4 horas más que los varones al trabajo no remunerado.
Las mujeres que viven en hogares con personas que requieren cuidados destinan, en promedio, 4 horas más al trabajo no remunerado que los varones en las mismas condiciones. Esto refleja cómo las responsabilidades de cuidado continúan recayendo principalmente sobre las mujeres.
Este análisis revela tanto los avances como las desigualdades persistentes en la situación de las mujeres en Argentina. A pesar de los avances en la educación y la mayor presencia de las mujeres en los sistemas educativos, las mujeres siguen enfrentando desventajas significativas en el mercado laboral, en la brecha salarial y en el acceso a la jubilación.