La crisis de COVID-19 y sus impactos en la industria del seguro

Por Matías Berasategui – Director Willis Towers Watson

La crisis COVID-19 presenta a la industria de seguros múltiples desafíos. Si bien es todavía incipiente y el entorno es muy dinámico, ya hay suficiente información para hacer algunas reflexiones sobre estas cuestiones clave. Seguramente nuestras opiniones, junto con las de la industria, cambiarán con el tiempo a medida que diferentes mercados (más o menos sofisticados) comiencen a lidiar y comprender las cuestiones causadas por un evento de este tipo.

Impactos

  • Riesgo reputacional y redacción de pólizas – Al decidir si aceptar siniestros o cambios a los términos de las pólizas, las aseguradoras necesitan (y de hecho lo están haciendo en gran número en mercados más desarrollados que han sido golpeados antes por la crisis) evaluar el daño reputacional a su marca que puede ser causado por hacer cumplir estrictamente la letra chica y rechazar siniestros tajantemente. En el futuro, los wordings deberán considerar cómo reaccionarían las pólizas en otros eventos imprevistos del tipo “cisnes negros” que puedan suponer incluso un mayor riesgo para la industria que la actual pandemia COVID-19.
  • Evaluaciones de impacto en las reservas – El COVID-19 claramente tendrá un impacto en las reservas de gestión de la mayoría de las aseguradoras (y por ende, probablemente en las primas técnicas futuras). El impacto en las reservas será impulsado por una serie de factores, incluyendo por ejemplo la desaceleración en la aceptación o liquidación de siniestros, la predisposición de los asegurados a aceptar o no esas liquidaciones, el retraso en la atención o las reparaciones de bienes siniestrados, el aumento de la mortalidad y el desempleo y otras dificultades operativas. Será importante que las aseguradoras entiendan el alcance de estos drivers y su impacto en sus reservas, que pueden variar sensiblemente dependiendo de la línea de negocio y de qué tan preparado estuviera cada asegurador para operar en este tipo de entornos (digital / remoto).
  • Una oportunidad para el seguro paramétrico – Como en toda crisis, no todos son problemas. Creemos que hay una oportunidad para que se desarrollen productos paramétricos para satisfacer estas nuevas necesidades de individuos y empresas. Por ejemplo, un producto de seguro de pandemia podría ayudar a reducir la necesidad de investigaciones o discrepancias para determinar la responsabilidad o la cuantía, ya que el pago de siniestros en estos seguros suele definirse de manera más objetiva. Lo mismo para aquellos productos tarifados en función de parámetros objetivos, como el kilometraje recorrido. Sin embargo, los productos tendrán que estar bien definidos para garantizar claridad sobre el riesgo que se está asegurando. Para ello será importante “educar” en el funcionamiento de estos seguros a los distintos actores (personal, asesores, asegurados) y tendrá que haber una modelización actuarial más sofisticada para garantizar que los productos puedan tener un precio adecuado. En mercados más desarrollados, pero en Argentina también, ya hay jugadores que están desarrollando estos productos paramétricos para adaptarse a nuevos comportamientos que se espera persistan, en cierta medida, luego de pasada la crisis.
  • Rentabilidad y solvencia a medio plazo – Uno de los principios clave de la industria de seguros es poder asumir una amplia gama de riesgos, diversificándolos. Esta pandemia ha afectado a casi todos los tipos de riesgo por los que el balance de una aseguradora tiene que responder: riesgo de seguros, de mercado, operativo, de crédito, de moneda y de liquidez. Es muy probable que haya una aceleración de la inversión en tecnología para ayudar a reducir los gastos y mejorar la rentabilidad y la solvencia en el futuro.
  • El papel de la gestión de las carteras – Eventos como este refuerzan la necesidad de una gestión eficaz de la cartera (una vez más, con aportes de los distintos eslabones, desde el pricing, la gestión de siniestros, la operatividad o el asesoramiento a los clientes). Una buena gestión ayudará a diferenciarse, con beneficios que irán desde la reducción de la rotación de la cartera, mayor agilidad que la competencia para adaptar las tarifas, hasta una caída de pólizas más suavizada en el tiempo. Una vez más, en este entorno será clave el contar con la tecnología para la gestión rápida de siniestros de manera remota y la adaptación rápida de tarifas para llevarlas a la calle ágilmente, valiéndose de ser necesario de técnicas como las de machine learning (muy postergadas en nuestros mercados).

¿Qué podemos hacer?

En nuestra visión, hay una serie de evaluaciones que sería bueno que las aseguradoras llevaran adelante.

Inmediato

  • Los análisis de reserva de gestión deberían incluir cálculos adicionales por tipo de negocio para ajustar los datos y los resultados de los modelos, de manera que se interpreten apropiadamente a la luz de la distorsión de la pandemia.
  • Las tarifas dependerán tanto de lo que conocíamos pre-COVID como de lo que haya cambiado durante la pandemia (como el rendimiento de inversiones, los cambios en la exposición al riesgo o el cambio de las tasas de reaseguro).
  • Deberán reevaluarse los parámetros de los modelos de capital (en aquellos mercados donde se utilicen) y su posición de solvencia. Esto puede incluir modificar esos modelos en función de los nuevos riesgos y establecer un régimen de remodelación rápida y monitoreo continuo.

Mediano plazo

Estos análisis deben realizarse a nivel granular, evaluando los cambios a medio plazo (incluida una evaluación sobre qué cambios serán temporales y cuáles permanentes).

  • COVID-19 ha dado lugar a cambios significativos en las cadenas de abastecimiento, patrones de viaje y patrones de trabajo. Y todo esto hará eco en el comportamiento de los asegurados y de los siniestros. Si bien esperamos que muchos de estos cambios se reviertan con el tiempo, algunos cambios en el comportamiento social serán permanentes.
  • Considerar cómo los gobiernos responderán a las amenazas sociales masivas en el futuro dada la experiencia COVID-19.
  • Otros supuestos en el plan de negocios también pueden haber cambiado, tales como la estrategia de retención, protocolos para entrar a nuevos negocios o salir de negocios actuales, plazo de ajuste de tarifas, frecuencia y severidad de siniestros, velocidad de notificación de reclamos y los gastos asociados (a la operación y a los siniestros). A esto se sumarán suscripciones “inteligentes”, nuevos límites de edades de cobertura, capitales máximos, tasas garantizadas y participación en beneficios, entre otros.

Largo plazo

A más largo plazo, las aseguradoras deben considerar cómo responder a posibles cambios permanentes en el comportamiento y el entorno, por ejemplo:

  • Desarrollo de nuevos productos, como los paramétricos.
  • Régimen de autodiagnóstico para evaluar continuamente la resiliencia (solvencia y capacidad de seguir operativamente activos) ante eventos similares.
  • Cambios en las actitudes de los clientes hacia la transferencia de riesgos (cobertura) y frente al costo de esa transferencia (prima).
  • Retención neta a largo plazo.
  • Recalibración modelos para el comportamiento / experiencia post-COVID que también deben utilizarse para la planeación periódica.
  • Cambios en la redacción de la pólizas y disciplina a la hora de dar o no cobertura.

La prioridad de cada evaluación variará para cada aseguradora, pero para todas será clave comenzar a plantearse internamente estos temas.

 

 

 

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