El futuro de las jubilaciones por el envejecimiento poblacional

 

Uno de los mayores avances de la humanidad es haber contribuido al aumento de la longevidad. Sin embargo, este logro tiene sus efectos negativos sobre algunos aspectos de la economía y del estado del bienestar.

Constituyen un doble desafío: la reducción relativa de la población en edad de trabajar pero también el incremento de personas mayores que se convertirán en potenciales beneficiarias de pensiones y demandantes de servicios sanitarios.

Esta situación provoca la inquietud generalizada de la sostenibilidad futura de los sistemas de seguridad social en todo el mundo.

El envejecimiento poblacional es el producto de un descenso continuado de las tasas de fertilidad sumado a un aumento de la esperanza de vida. La principal consecuencia de este cambio demográfico consiste en un incremento del ratio de dependencia adulta, cuyas consecuencias provocan una reducción importante de la fuerza de  trabajo.

El crecimiento exponencial de la población jubilada podría estar detrás de tres grandes tendencias actuales: la creciente interdependencia financiera, el estancamiento secular y el aumento de la desigualdad económica.

Actualmente, más del 25% de la población mundial es mayor de 60 años y la edad media se acerca a los 40, lo que explica que la tasa de dependencia madura actualmente supere el 50%.

Una serie de informes elaborados por el Servicio de Estudios de MAPFRE que se presentó en Buenos Aires analizó varios sistemas de pensiones a nivel internacional con el objetivo de estudiar cuáles son las tendencias de las reformas y las necesarias a futuro.

Los datos actuales requieren medidas que no se pueden dilatar por mucho tiempo más, de acuerdo a lo que arrojan las estadísticas .

La suma del gasto en pensiones y en salud (incluyendo los gastos de cuidados a largo plazo) representa hoy en día entre un tercio y la mitad del gasto público total primario en los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

Importa destacar que aunque con distinta intensidad el proceso de envejecimiento poblacional está afectando a todas las regiones del mundo, impactando en aspectos claves de su desarrollo, tanto en lo referente a la dinámica del crecimiento económico y el sostenimiento de los sistemas de pensiones y de salud.

Asimismo, independientemente del modelo implementado sean: sistemas de reparto, de capitalización o una combinación de ambos, se vislumbra que las dificultades respecto a la sostenibilidad y suficiencia de las pensiones ya se están manifestando en muchas economías desarrolladas y algunas emergentes.

En este contexto, será inevitable que el aumento generalizado de la esperanza de vida va a tender al aumento progresivo de la presión sobre las cuentas públicas y los ratios de suficiencia de las pensiones de jubilación.

Particularmente en el caso de los componentes de reparto, que incorporan la mayor parte de los actuales sistemas de pensiones del planeta, el aumento de la presión sobre las cuentas públicas está ligado en gran medida a la tendencia decreciente de los ratios de población trabajadora que sostienen con sus contribuciones a la población jubilada (ratio de dependencia) y al aumento de la esperanza de vida a los 65 años (edad típica efectiva de jubilación), como principales factores.

Tanto en Japón como recientemente en la Eurozona resulta muy importante analizar el entorno de los tipos de interés y las situaciones en las que puede llegar a prolongarse de forma sostenida esta baja de intereses a nivel mundial ( quedó comprobado con la baja de tasas este pasado lunes que impuso China y provocó depreciación de monedas en varios países ) .

Estos factores reducen significativamente el capital acumulado al final de la vida laboral y a la vez que encarecen significativamente el costo de adquisición de las rentas vitalicias que son, constituyen o complementan las pensiones de las personas jubiladas .

Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en base a datos históricos y proyecciones poblacionales analiza el ratio de dependencia como la razón entre el número de personas en edad de trabajar (entre 20 y 64 años) que tendrían que sostener a las personas jubiladas (de 65 años en adelante).

Con este panorama económico se pone de manifiesto la importancia de tener un mercado laboral bien desarrollado que le posibilite que las personas en edad de trabajar efectivamente lo hagan para que puedan contribuir al sostenimiento de las pensiones de jubilación.

En la actualidad los valores dan por debajo de cuatro personas en edad de trabajar por cada persona que alcanza la edad de jubilación. En las proyecciones a veinte años (2039), en el Sur de Europa y Europa Occidental ese ratio queda por debajo de dos personas, en edad de trabajar por cada jubilado.

No obstante, el problema es generalizado en todas las regiones del planeta conforme las proyecciones avanzan en el tiempo, con la excepción de las regiones de África Occidental, Central y Subsahariana.

El análisis por país demuestra que en las próximas décadas países como Japón, Corea del Sur, Taiwán, España, Hong Kong, Grecia, Portugal, Polonia, Singapur o Italia alcanzarán valores del ratio de dependencia por debajo de 1,5 personas en edad de trabajar por cada persona que alcanza la edad de jubilación en 2059. Sólo algunos países africanos, Irak y Papúa Nueva Guinea presentan ratios en torno a cuatro o superiores al final del período de proyección.

Se puede observar que las regiones de Australia/Nueva Zelanda, Europa y América del Norte presentan esperanzas de vida a los 65 años superiores a 23 años en el período 2055-2060, en tanto que la proyección para finales de siglo alcanza los 28 años en algunas de las regiones de Australia/Nueva Zelanda, Europa Occidental y el Sur de Europa.

En las próximas décadas países como Hong Kong, Macao, Japón, Martinica, Singapur, Francia, Guadalupe, España, Corea del Sur, Suiza o Italia alcanzarán esperanzas de vida a los 65 años de 25 años en adelante en el período 2055-2060 y se acercarán a los 30 años a finales de siglo. Los países del África Sub-sahariana los que tendrán menores esperanzas de vida.

Importa destacar que previendo esta situación que no cesa de profundizarse en el tiempo, se está incrementando el número de quienes están complementando su pensión pública con un sistema de ahorro privado. Son productos financieros muy flexibles que ofrecen importantes ventajas fiscales y se adaptan a cada perfil de persona.

Argentina/ recuadro

Las proyecciones de población de Naciones Unidas para la Argentina ponen este problema para dentro de cuarenta años, pero el problema llegará tarde o temprano, aunque sean contribuciones más bajas, porque hay más tiempo para ir constituyendo un capital, dado que resulta interesante realizarlo.

La dinámica demográfica en la Argentina no es tan mala como las de Europa occidental y mediterránea o Japón, pero no hay que esperar que se agudice sino ir tomando conciencia que indefectiblemente ocurrirá. Y empezar a gestionar opciones.

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